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Sunday, January 13, 2019

¿AÑORANDO A PEREZ JIMENEZ?


¿AÑORANDO A PEREZ JIMENEZ?

            Él sacó del bolsillo el pequeño revolver Smith and Weson air weight calibre 38 y le apuntó, mientras le dedicaba una mirada tal vez fría, tal vez sin mirada, vacía, distante y le dijo con voz autoritaria y amenazante: “te ordeno que me ames, es tu obligación y debes cumplirla, jamás he amado a una mujer como tú”

            Ella, temerosa, levantó las manos, desarmada y fingiendo una sonrisa, le preguntó: ¿puedo besarte?

            -No, no es el momento, no seas hipócrita y cobarde, solo te pido que me ames y me seas fiel, leal y te daré todo.

            Con el tiempo y la convivencia, la amenaza parecía haber desaparecido, inclusive hubo risas, buenos momentos, paseos y comenzaron a cordializar con parejas amigas de él y ella dejó disipar lo pasado para saborear el presente. También, comenzaron las gentilezas y en alguna oportunidad hubo sexo consensuado, ¡ya saben cómo son las emociones junto al vino!

            Buen lector, le comentaba sobre los autores y ella  recurrentemente se preguntaba: ¿Por qué todo comenzó de esa manera indeseable y agresiva, si tiene todo para cautivarme, para enamorarme? ¿Será que estoy enamorándome? Es un buen hombre, eficiente en su trabajo, ahora tengo casa, con todos los jugueticos, tengo futuro a su lado o al menos eso parece. Está construyendo una nueva y mejor casa y su profesión va de viento en popa. Si, le admiro, por su eficiencia, por su visión de futuro, por compartir sus conocimientos, su exactitud, su cultura, su garbo y honor conmigo, pero ¿Por qué tuve que ser amenazada?

            El General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, se hizo del poder por la fuerza en 1948 y fue eficiente, culto, exacto y llenó de honor a la patria y otras cosas menos tangibles, pero lo que si lo es, es que construyó, realizó las más grandes y progresistas obras de infraestructura con exactitud militar, pero nada es perfecto y los pusilánimes querían opinar, estorbar con sus opiniones. Los grandes y fastuosos carnavales, las fiestas en el salón Venezuela del Círculo Militar cautivaban a aquel país que ya no existe y esa afición por el hombre fuerte que siempre logró resolver los entuertos, si, ese hombre que se rodeó de los mejores entendiendo que no lo sabía todo y nadie puede negar que hubo progreso, mientras en las cárceles se podrían algunos disidentes, algunos que osaron no obedecer, porque el objetivo no lo permitía.

            Para aquellos que añoran a Pérez Jiménez, tengan cuidado, porque se requiere que ya maduremos y por favor no olviden que tuvimos a Chávez, el tonto que vendió lo mejor de los dos mundos: la supuesta eficiencia de la bota militar, el orden que suponen, el castigo a los corruptos, la visión de futuro y la planificación, junto a los derechos democráticos y  ya saben, todo fue mentira y en ambos casos, los dos militares sacaron aquel revolver del bolsillo y le dijeron a la dama: “te ordeno que me ames” y ella llegó a hacerlo, sin olvidar nunca la amenaza que tal vez la destruiría.

 

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