VOLANDO EN
EL ATAÚD
Era
Febrero del 2017 y antes de las siete de la mañana ya había leído al menos
media docena de periódicos en todo el mundo, pero en el New York Times, si mal
no recuerdo, la noticia me pegó en la cara.
El
abuelo de Daniel Kristiansen le había contado hace muchos años, como escuchó un
inmenso ruido al estrellarse un avión alemán en sus tierras cerca de su casa.
Nada pudo ver, excepto la movilización de las tropas nazis, que habían invadido
Dinamarca en 1940 y eso sucedió el 10 de Octubre de 1944.
A
Daniel y sus compañeros de escuela les asignaron un trabajo histórico y este
tomó el detector de metales de su Padre, Klaus; y estimando quinientas yardas
obtuvo una señal metálica.
En
mi cabeza se agolpaban las ideas, ¡era para hacer una novela!. Investigué
durante un año sin descanso, creo que hoy en día conozco más a Dinamarca que a
Miami. Cada detalle, cada historia, cada abadía, cada cosa que pudo suceder en
Aalborg en los últimos cinco siglos, la estudié, mientras le iba dando forma a
los personajes.
Mi
casa posee toda una pared de espejos en el salón y allí tome un marcador
deleble y comencé a estructurar los capítulos, los personajes, las historias
hiladas, casadas como bien manda la doctrina de una novela y aunque sabemos
bien que una cosa es lo que se planifica y otra la que se escribe, aunque
sabemos bien que los personajes nacen para crecer sin autorización del escritor,
pues apareció el Mayor Ruddel y su único ojo, porque había perdido el otro con
una esquirla enemiga en pleno vuelo en el canal de Gran Bretaña. Apareció también
Érica, la única prostituta que confiesa al protagonista verdadero Hans Wunderlich
de diecinueve años de edad. El Capitán de la Luftwaffe apellidado Wolff y su
maestra Alvilda Hansen.
Estoy
muy contento con esta historia, creo que ha sido un gran proyecto que a todos
gustará. Mi prologuista es una leyenda de la aviación naval antisubmarina, me
refiero al Capitán de Navío Eddy Barrios, también consultamos a pilotos de caza
de prestigio a prueba de balas como el General Martín Lon, el Coronel Alberto
Lovera y al piloto de helicópteros Gustavo Pérez Méndez.
He
dedicado esta obra, entre otras personas, a mi compañero piloto naval Francisco
Pereira Resende, quien murió en un accidente de aviación cuando volaba de
alguna forma en el ataúd.
De
acuerdo a la opinión de los expertos, de
escritores, pensadores y filósofos consultados, no solo es una excepcional
historia de ficción que está basada en hechos absolutamente reales y actuales,
sino que ensalza la memoria de todos aquellos jóvenes que cumplen con su deber
desde las plataformas aéreas.
Hans
salió a volar en su primera misión de entrenamiento en un Messerchmitt BF-109,
el 10 de Octubre de 1944 y nunca jamás se supo de él, para aparecer de la
manera más inesperada, setenta y tres años después en el 2017.
A
partir de ahora, me atrevo a decir, que veremos el lado humano de los
combatientes, junto a la suma de todos sus miedos.
EPILOGO
ReplyDeleteVuelta a leer en su arte final, la novela “VOLANDO EN EL ATAÚD” es el trabajo acabado de un fino artesano de la palabra. Si bueno es el libro, la “guinda” de regalo de las opiniones de los expertos es como la fresa de un Browning cupcake cake con crema. Es una delicia al paladar intelectual culminar de leer la obra terminada, y te vuelvo a agradecer que entre esos extraordinarios seres, profesionales navales y aéreos de nuestras FFAANN que tanto tú como yo queremos y admiramos, y que te han acariciado tu ego, me hayas acariciado el mío, al dejarme prologar tu más reciente novela.
Te diré que disfruté mucho experimentar las sensaciones finales con las que resuelves la trama. Vaya qué ilación tan mágica y cuánta belleza el tratamiento de los sentimientos que sintieron los protagonistas y las dos naciones, que hoy agradecidas deben tenerte entre sus hijos adoptivos. Me atrevo a predecir que vendrán nuevos días de experiencias inolvidables para ti, ahora en el escenario real de esta maravillosa obra. El agradecimiento y honores que te rindan esas naciones y familias, sería el justo y necesario colofón a tu esfuerzo editorial que los redescubrió al mundo. Así mismo, le haces justicia y honor a un héroe.
Que éste sea el epilogo de un trabajo bien hecho y que, al mismo tiempo sea la promesa de volvernos a encontrar en el mágico embrujo de las letras que nos une.
Amigo siempre…
Eddy Darío Barrios Orozco
Capitán de Navío
Comandante Aeronaval Antisubmarino.