LOS PUENTES DEL CHAVISMO Y EL MAISON ROUGE

LOS PUENTES DEL CHAVISMO Y EL MAISON ROUGE
A la víspera de la pérdida de la guerra, en 1944, los Nazis más duros, comenzaron a lanzar puentes y asegurar su supervivencia y de ser posible, relanzar el nazismo, no obstante, el tercer Reich Alemán, conformado por preparados hacedores del mal, fue diseñado para que durara mil años y solo duró doce. Esta satrapía venezolana, esta chusma insurrecta de maulas que aún no concluyen su tropelía, lleva trece años en el poder.
El Maison Rouge, fue un Hotel donde se reunieron los más altos representantes militares del nazismo y algunos influyentes empresarios, a manera de disimular sus respectivas salidas del país al perderse la guerra, como efectivamente sucedió y evitar así lo que después se conoció como los tribunales de Núremberg.
Quiero hacer notar que toda la anterior información se encuentra estrictamente documentada en lo que se llamó el archivo de Odessa, que a la vez con ese nombre constituía una secreta organización con tentáculos que todavía se desconocen pero que evidentemente fueron muy poderosos.
Por temor al comunismo más que al nazismo la iglesia católica en Italia, recurrió por supervivencia, a apoyar al menos malo de los dos y por ello, ayudó a asesinos como Adolf Eichmann, falsificando por intermedio de un cura, el pasaporte y salió por Genova con el nombre de Riccardo Klement.
El mal nacido Doctor Joseph Méngüele, también lo hizo y se alojó por años en Paraguay, ayudado tácitamente por el dictador de turno de apellido Stroessner, un general de derecha que sentía una singular simpatía por el movimiento.
El hotel Tyrol en el Paraguay era un conocido y nada disimulado centro social de los nazis, de hecho era común ver departiendo allí a Bormann y a Méngüele, quien se adueñó de la habitación número 26, en un momento coyuntural del odio, fue alertado y al llegar sus perseguidores judíos, encontraron la habitación todavía caliente.
Yo los comprendo (a los chavistas), entiendo perfectamente que nunca tuvieron nada, porque simplemente no les gusta trabajar y que en un régimen democrático no funcionan y pasan trabajo, pero lo que no entiendo es que algunos candidatos de la oposición comiencen a condonar deudas sin que nadie les haya preguntado y como si el daño se lo hubiesen hecho a su patrimonio personal y no a toda la Nación venezolana.
Tengo conocimiento de algunos puentes que están tirando hacia este lado, porque ven a su líder hinchado, tanto como sus bolsillos y por mí que lo hagan, bienvenido todo aquel que quiera ayudar, pero eso no significa que la deuda que han construido contra el futuro ya no de mis hijos, sino de mis nietos, no se deba llevar a un tribunal que seguro no se llamará Nuremberg, pero si podría llamarse Teresa Carreño o tal vez el Tribunal del Poliedro, porque son tantos los ladrones del erario público de mi pobre País, que solo en un inmenso espacio como los precitados cabrían bajo techo y a buen resguardo, mientras entregan cuenta a las juventudes y prosperidades que destruyeron.