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Saturday, June 11, 2011

LOS AMIGOS INVISIBLES O EL VISIBLE ENEMIGO

LOS AMIGOS INVISIBLES O EL VISIBLE ENEMIGO

Dos de la madrugada y aquí estoy, esperando a mi hijo que está junto a una amiga en el concierto de los amigos invisibles.
La hamburguesa de la noche fue adornada por una gentil senora que me saludó como si hubiese visto a Elvis Presley, cuando entré al Burger King de la ochenta y dos.
Chatee (aunque el verbo no exista en el castellano) con mi amiga “I”, en Venezuela, fraternal amiga de la infancia y del colegio, quién se queja de no conseguir trabajo por su avanzada edad y es menor que yo y no sé si eso me dolió, pero yo tengo mucho trabajo y espero que no sea por la estructura económica en la que vivo, sino por mis escasos talentos y así se lo hice saber, pero no creo tener la facultad juvenil de pagar $25 para ver a los amigos invisibles, de facto me gustan que mis amigos sean visibles y que me quieran y yo poder quererlos y demostrarselos, lo que me acerca a la antipática conclusion de “I”, pero es que si no fuera así, me convertiría en una suerte de Trino Mora miamense (talentoso cantante sexagenario venezolano, que sigue vistiendo como en los anos 70) y prefiero entonces la vanidad de escribir a solas, que la companía de mi visible enemigo, entre los que se encuentran las malas manías de la edad.
Me pone un mensaje de texto con una frase “ es increible” y yo no se si se refiere al sexo que pudiese estar teniendo con su amiga, o al concierto, pero sigo esperando a que llegue, porque soy de esos que lo hacen para escudrinar conductas en las miradas, pero es que no quiero sorpresas!.
Después de levantarme con dificultad esta manana, producto de la velada y del “risotto al fruto di mare al leno”, que preparé para mis amigos italianos (y que por sus caras creo que no los impresioné), salí al balcón y oh sorpresa, estaba mi hijo leyendo una de las novelas de su abuelo paterno y me dije “algo bueno hemos hecho” y se debate entre la cultura, la moda, el rock, las rubias o las morenas, un Ferrari o un Lamborghini (que no podré comprarle), la piscina de su amiga millonaria o comer japonés en Tsuki, pero a diario se levanta con un joropo, que dice algo así como: “catira mia, si supieras como yo te estoy queriendoooo” y en una noche como esta se va al down town a ver a los amigos invisibles. Esto es una locura.
Yo admiro mucho a mi hijo, porque es valiente, porque con humildad acepta consejos, porque tiene una excelente actitud hacia el aprendizaje, una exponenciada capacidad de adaptación social y de paso es simpático e inteligente y como nadie es perfecto, va a ver ese concierto que le parece increíble, pero las cosas son así en esta época que nos tocó compartir.
Creo que Papá, (a quién recuerdo a diario con amor), hubiese considerado irrespetuoso, que le pusiera un mensaje de texto a mis diecinueve anos, en cambio yo lo agradezco, si, ciertamente, creo que son cosas de la época y de la edad.

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