LA ISLA DE LOS MUERTOS

LA ISLA DE LOS MUERTOS
En un concepto geopolítico de 1916, una isla es una porción de tierra rodeada de agua por todas sus partes, con actividad económica propia y con ciudadanos nacidos allí, pues bien la geografía será difícil de cambiar, pero cuando deja de existir la actividad económica, producto del aberrante sistema de Gobierno y cuando sus nacionales abandonan su terruño, arriesgando hasta la vida y muriendo en una interesante estadística no oficial de al menos 30%, en cada arrojo al temible mar, no creo que haga falta aclarar que esas personas no solo no desean ser de allí, sino que entienden que también es una causalidad de corte geográfico, como el primer punto tratado.
La Isla de los muertos es una de las obras de arte que mas le gustaba a Adolf Hitler, hecha por el pintor suizo Arnold Bocklin, refleja en colores grises lo que tal vez intento ilustrar, pero no es una casualidad que con ese título se llamara también la novela de Roger Zelazny o una película de 1945, dirigida por Mark Robson, pero también y en otra longitud de tiempo y espacio de arco, llamaron así a los poemas sinfónicos del Ruso Sergev Rajmaninov.
Todo lo anteriormente dicho, desde mi punto de vista manda al traste los conceptos de 1916, creo que ahora mismo mi País se convierte a pasos agigantados en la Isla de los muertos. Ciertamente no posee agua por todas sus partes, creo que no posee nada por ninguna parte. La actividad económica propia, dejó de existir hace una década y mas de ciento ochenta mil cadáveres contabilizados, por violencia y descontrol, hacen de Venezuela una Isla en la cual habitan los muertos de espíritu, porque no hay uno solo de mis compatriotas que en su corazón realmente crea que las cosas van bien y que Cuba, (la verdadera Isla de los muertos), es el modelo a seguir y en ese grupo incluyo a Hugo Chavez.
Ahora mismo veía en un canal americano y en inglés, un documental grabado en Cuba hace una semana, con motivo de algunas expropiaciones de casas viejas pero que todavía mantienen su garbo de 1958 y en la calle gritaban desaforados tanto hombres como mujeres maduros y hasta ancianos ¨esta calle es de Fidel¨, celebrando que al entrar ellos en este sálvese quien pueda, quedan en la calle otros, pero sin percatarse nunca, que forman parte de ese ejército de convivientes de la Isla de los muertos. Seguiré lamentando la brutalidad de algunos que no quieren entender que el hombre solo es feliz en la acción y que el Comunismo es la antítesis al crecimiento de todo lo humano, de todo lo bueno, de toda concordia.
En Venezuela también las expropiaciones se registran como argumento patriótico, con caras de odio similares al documental cubano, con hambres similares, con despojos y dádivas aberrantes de toda dignidad, que lástima que esta generación está envenenada por cosas inoperantes que no comprende ni siquiera la ciclotimia de la historia.