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Monday, January 6, 2020

TORCIDA MORAL


TORCIDA MORAL

            No es que seamos los mejores, más devotos, mas santos varones de la humanidad y mucho menos de la lúdica Venezuela, no y más no. Bebemos o al menos yo lo hago, me rio sin empaches y hasta escandalosamente; imagínense que he bailado tambores en Borburata, semidesnudo, descalzo, con mulatas embriagadas y lujuriosas. Al cambiar de latitud llegué a lanzarme a nadar en “Praia du Futuro” en Fortaleza de Ceará, al noreste de Brasil, también lo he hecho en South Beach y en la madrugada  ¿Y qué? Podría preguntar este escribidor, ¡no me importa!, he tenido suerte de no haber ido a la cárcel y he llegado de tuxedo a mi casa, he pasado por el lobby de las chismosas viejas celosas, porque aquí también la hay, pero en inglés.

            Si, lo reconozco, he traicionado a más de una y vuelvo a preguntar ¿y qué? Si ellas también  lo han hecho. Vivimos en ese mundillo, aunque me temo que ya estoy retirado, lo que no implica que no me sonría cuando releo las páginas de esas aventurillas que avalo y hasta considero necesarias para poder escribir historias.

            Haciendo esta suerte de examen de conciencia y comparándome con algunos de mis amigos, estoy todavía en azul, por cuanto nunca he probado droga alguna y me temo que no lo haré, he intentado mantenerme siempre sobrio y lo he logrado, porque infiero que para perder la cordura está el lecho y porque soy coincidente con lo que alguna vez escribí: “me gustan las damas como mis libros, a solas y en la cama”

            Con aplastante evidencia, mi hombría no es ni siquiera susceptible de duda, de manera que podría concluir que nunca me he traicionado a mí mismo. En mi formación naval me incrustaron con un cincel y martillo, que la Patria era la Madre, también marcaron mi piel con acero al rojo vivo y esas marcas me seguirán acompañando hasta mis últimos días, porque la Patria, ese concepto nada etéreo, por el que tanto sacrificamos algunos, pues sigue siendo de suma importancia, pero a lo que vamos por favor, que ya estoy retirado y esas fuerzas armadas ya no existen.

            Hemos observado en los medios que la Patria tal vez si tenga un precio. También podríamos concluir que la hombría y ni hablar de los valores.

            George Bernard Shaw, el único escritor que ganó el premio Nobel de literatura y el Oscar de la Academia, en una entrevista le preguntaron sobre la moral a lo que él contestó a manera de sátira: “sobre la moral, no resistas nunca la tentación, pruébalo todo”

            Estimados lectores, lo que ha hecho el Diputado Luis Parra y un grupo de pusilánimes, es exactamente lo propuesto por Shaw, lo han probado todo y se han vendido, junto a su dignidad, sus valores, sus creencias y su versátil concepto de patria, para conseguir el arreglo que creen les conviene. Luis Parra y sus acompañantes se han ganado su caja CLAP, como premio a su deslealtad. Ya veremos en qué madriguera se esconderán.

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