ERRORES DE
PASIÓN
Los
podrás cometer en todo orden de tu vida y ahora los veo hasta comunes,
silvestres pero devastadores, poco convenientes y se los dice alguien
apasionado, pero cuidado, stop, las pasiones son buenas, son como los
pensamientos.
Me
temo que un requisito impostergable para ser escritor, es primero ser
apasionado, porque si no imagínense lo
latoso del texto, se convertiría en una suerte de rollo Macabeo bíblico,
enredado, sin sustancia humana y por ende lento, tal vez en palabras del
dramaturgo y amigo José Eduardo Pardo, “un texto al que le falta piel” un libro
sin pie ni cabeza, sin hilación, sin alma. Si, en ese caso las pasiones son
primordiales, no obstante cuando como escritores la idea viene, pero ella no
termina de llenarte, lo mejor es abandonarla hasta que lo haga, porque si no,
cometerás un gran error y una pérdida de tiempo.
¿Entonces
qué hacemos, cuando la idea aún no ha sido puesta en blanco y negro? ¿Qué hacemos
cuando no podré criticar ni poner en escrutinio un texto que no existe, una
obra inconclusa o peor aún, una que solo está en la cabeza del escritor?
No
siempre estarás inspirado, pero siempre deberás estar disciplinado. Cuando
hablo de disciplina, me refiero a la practicidad y eso nos pone en contexto con
el mundo real, esa es la clave, “¡pasión con practicidad!”
En
esto del negocio editorial, hemos lidiado con muchos noveles escritores que
presumen han escrito el pentateuco, que han reinventado la mitología, que son
los dueños de las nieves del Kilimanjaro, que son mejores que Isabel Allende, o
Hemingway, Borges o Fitzgerald, Vargas Llosa o Gabo, porque bien entendemos su
esfuerzo, pero está en medio esa pasión desenfrenada, esa pulsión sexual de su
ego que no aguanta la eyaculación, es ese enredo con esa dama casada que no puede
postergar a sabiendas que corre peligro su vida, sí, creo que ese es un buen ejemplo.
Cuando
la idea viene, déjala llegar, dale la bienvenida y llévala al garaje de la
mente, si se molesta, pues despídela, pero si es humilde, si te comprende, acaríciala,
dale su tiempo, déjala madurar, proponle la mejor forma y luego invítala al
planeta, imbricando con ella, pasión y practicidad.
Mario
Vargas llosa, ha dicho que escribimos y leemos novelas para darle sabor a la
vida que vivimos, para vivir una paralela y Jorge Luis Borges ha escrito que la
literatura es un sueño guiado, ¿entonces mis queridos, aun no ven la respuesta?
Construyamos
vidas paralelas como lo escribió Plutarco, démosle vida a la letra, humanicémosla,
utilicemos los cuatro intereses de la psiquis, los cuales son sexo, dinero,
muerte y amor y guiemos primero nuestro sueño, para luego hacerlo con nuestros
lectores.
Los
errores de pasión en la literatura se pagan con pocos lectores, pero al igual
que los pensamientos, hay pasiones buenas y malas. En el caso del trabajo del
abecedario ambas pueden ser productivas cuando son prácticas.
Bien
lo dijo Adolfo Bioy Cáceres: “Escribir es agregar un cuarto a la casa de la
vida”
Bernardo Jurado es el autor de “Volando en el ataúd” y ocho libros más,
todos a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías de Miami y el
mundo.
Saludos amigo, magistral exposixion de agregarle un cuarto mas a la casa, te felicito, saudos navales cordiales y sigue asi, que pa lante es pa alla..hacia donde tu tienes ese norte franco del exito en lo que emprendes....cuidate amigo
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