Search This Blog

Sunday, January 26, 2020

NI UNA SEMANA SIN VERTE


NI UNA SEMANA SIN VERTE

            Llegué esa tarde al bar y me senté al otro lado de la barra. Pedí un escocés con soda y allí estaban mis amigos a quienes saludé con afecto. Frente a mi estaba Jorge, un hombre que pinta poco más de sesenta años, marinero, electricista con veintidós años de mar en la marina mercante. Salió de Cuba como polizón en un barco de cabotaje, por allá en los setenta, si, se tiró a la mar y subió por la cadena del ancla, no sin antes haberle pagado todos sus ahorros a un liberiano que le escondió.

            La vida lo llevo a la mar, siempre y por siempre. Como era electricista tenía acceso a la torreta del radar para su mantenimiento y allí me cuenta que escondía una botella de ron Bacardí, para acordarse en los prolongados periodos de mar que era un humano con defectos.

            La conversación fue grata aunque yo trataba de guardar mis historias, realmente no había ido allí para hablar del pasado, sino para aclarar las ideas en esa nueva novela que estoy escribiendo y debo terminar para Abril.

            Jorge insistía y me preguntaba: ¿pero tú no fuiste marinero sino oficial, verdad?, si, contestaba en monosílabo para evitar el enganche.

            ¿Y cuantos años navegaste?: dieciséis.

            ¿Y Eddie te llama Capitán por jodedera o porque realmente lo fuiste? : No lo fui, contesté secamente, ¡lo soy!, porque ese es un título nobiliario, nada hay más honroso que ser Capitán, si, un Capitán de mar y de guerra; ¡y allí me jodí!

            Jorge, el marinero se dio cuenta y ablandó un poco y meditabundo me dijo con respeto: Capitán, quiero hacerte una última pregunta, que considero legítima, no para tus dudas sino para las mías, dime le contesté: ¿desde qué te retiraste, has podido pasar más de una semana sin ver la mar?

            Debo confesar que la pregunta me dejó helado y paso a explicárselo: me quedé pensando, si, lo pensé porque bien sabía que la respuesta es negativa.

            Viví en Inglaterra, luego en Puerto Cabello, buena parte de mi infancia y casi toda mi carrera, estudié frente a  la mar en la Escuela Naval, luego viví en Punto Fijo a escasos metros de la orilla, en Norfolk apenas a cien yardas de la Bahía de Chesapeake y seguía pensando.

            En Mississippi frente a las aguas del Golfo de Méjico, ahora desde hace más de una década en la capital del sol y al estar a unos quince minutos en carro, pues sin saber la causa me mudé a una isla en la bahía de Biscayne. Mi edificio está a no más de dos metros del rompiente y mi oficina queda en el Puerto de Miami. Cuando salgo de casa es inevitable verla y añorarla, ¡esto parece una adicción!

            Cada mañana me asomo a esa inmensa ventana y doy gracias al creador al ver el amanecer mientras espero el ascensor, en fin, Jorge, el marinero, me ha mostrado algo que no es casualidad y le contesté después de cavilar: “Jorge querido, me he dado cuenta que nunca he pasado más de una semana sin ver la mar”…yo tampoco, me dijo.
Bernardo Jurado es el autor de "Divinos. luego humanos" y ocho libros mas, todos a la venta en Amazon y las mas prestigiosas librerías de Miami y el mundo.
 

1 comment:

  1. asi es,,,se nos convierte en adiccion y tuve que someterme a terapia y vacunarme porque no lo veo desde 2014 en el CRPU de Pto cabello antes de que mi Raul emigrara como tu, por razones distintas pero causadas por el regimen, y tuve que vender flamming Sped, (Sea Ray 28´)so pena de expropiacion en el Club de Vela de la ARV y la causa....prohibido el acceso a TUNES por razones de seguridad interna segun oficio entregado en mi mano..asi es la vida amigo, cordiales saludos y disfrutalo mucho, el escoces con soda, la amistad, la conversacion, el mar, el velero...la vida...

    ReplyDelete