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Friday, December 20, 2019

TRABAJOS ALIMENTICIOS


TRABAJOS ALIMENTICIOS

            Así los llama el escritor Mario Vargas Llosa a todos esos trabajos que se vio en la necesidad alimenticia de abordar para poder vivir, mientras su sueño se cuajaba en su mente, ese sueño de todos, el de vivir para escribir, el de escribir para vivir y además que te paguen buen dinero, pero no todos corren con tan ¿buena suerte?

            La meta está allí, ante sus ojos. Seguramente también lo alimenta mucha fe, que de acuerdo a la biblia es “la certeza de lo que no se ve”, estará acompañado sin dudas de esperanza, que es la hermana pobre de la fe, podrá establecer inclusive unas tareas para luego materializar su meta y todo eso está muy bien, todo eso podemos ponerlo en papel, podríamos inclusive publicarlo, pasarlo por matrices decisionales, llevarlo a modelos matemáticos que escupan en sus totales que es posible, que es adecuable, aceptable y ejecutable, pero, el pero que le detiene: hasta que Usted no tome una acción, no dejara de ser un plan.

            Yo conozco a muchas personas que comienzan con ánimo, con ímpetu indetenible sus proyectos literarios, sus novelas, inclusive perdía mi tiempo con ellos, dándoles consejos, ayudándolos y de repente el “ímpetu indetenible” se detenía y yo me arrepentía de haber perdido mi tiempo y llegaba a la dolorosa conclusión de que no merecían mi ayuda y en algunos casos me he planteado que no merecían mi amistad. Ese tipo de personas, que no poseen la disciplina, el empuje, la pulsión de continuar contra viento y marea, pues deberán indefectiblemente volver a sus trabajos alimenticios a rumiar sus recuerdos, sus pasados, a buscar nostalgias en la rutinaria vida de la oficina que les aleja de su sueño, cualquiera que este sea.

            Recuerdo aquel periódico en el que escribía sin cobrar, me esforzaba y comprendía que tenía que pagar el derecho de piso, entendía perfectamente que estaba construyendo mi estilo y no sé qué me movía, pero me emocionaba ante cada cierre. A la mañana siguiente corría a buscar mi columna, a ver cómo había sido diagramada y al cabo de dos escasos meses me llamó el editor y me ofreció $80 por doscientas cincuenta palabras y yo entendí que me estaban leyendo, que gustaba mi estilo y no lo acepté, tan solo le dije: “piénsalo, porque ambos son escasos, las 250 palabras y los ochenta dólares”, quiero página completa por $150 e inmediatamente aceptó y yo lo había logrado, era el columnista que más ganaba en aquellos momentos en Miami y ambos estábamos contentos.

            A diario debes preguntarte: ¿esta o aquella acción me acerca o me aleja de mi sueño?, pero para hacer eso, ya debes saber cuál es tu sueño y debes estar dispuesto a pagar el precio, porque nada es gratis, todo es un intercambio de valor por valor.

            Los trabajos alimenticios son muy buenos, nos bajan el nivel de estrés para pagar la renta, el carro y los gastos normales, pero son esos trabajos, los que harías sin cobrar por cierto tiempo, los que harán de ti una persona más feliz.

 

Bernardo Jurado es autor de ocho libros, todos a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías de Miami y el mundo.

 

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