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Monday, April 15, 2019

APRENDIENDO IMPACIENCIA


APRENDIENDO IMPACIENCIA

            Si mi amigo Eli Bravo y sus alumnos de las infalibles y excepcionales técnicas de mindfulness, meditación y budismo, leyeran lo que paso a relatar, estoy seguro que me vería sin un ápice aquiescencia y hasta con sospechas.

            ¿Estamos invitando a la impaciencia? Pues sí, si lo estoy haciendo porque desde siempre nos educan a que las cosas tienen su momento, que esperes a que todo marche, ¡tranquilo todo viene de acuerdo al plan!, (pero nadie lo conoce) y lo hago con plena conciencia de romper mis propios procesos educativos, de romper mi conducta dilatada ya por los años y todo ha pasado a partir de haber leído una frase célebre que me ha puesto a meditar y a conseguir el término medio. Siga leyendo, por favor:

            Hemos roto un record con las 6.122 protestas que se han hecho en Venezuela en lo que va del 2019 y eso es impaciencia y además estoy de acuerdo. En todo el 2018 apenas se hicieron casi 13.000, de manera que vamos por la mitad del número y no hemos llegado a la mitad del año y eso, ¿saben que es?, es impaciencia.

            De las protestas venidas en muchos casos a más como rebeliones, se tiene el nada favorable ni halagador saldo de cincuenta y un muertos a manos de los pillos de “Las fuerzas de acciones especiales” FAES, los colectivos asesinos y delincuenciales y algo nuevo para mí llamado las RASS, que traduce “redes de articulación y acción sociopolítica”

            La media aritmética de las protestas es de setenta diarias y ya eso no es impaciencia, es desesperación. Pero a lo que vamos: veo a punta de golpes recibidos en veinte largos años una madurez política en grandes sectores de la población que no permitirá más a ningún improvisado, que verá con cautela, escepticismo y hasta asco a la corrupción y que intentará conseguir el sosiego y la paz, después el castigo que merecen estos pillos, pero no antes, créanme.

            Gurbaksh Chahal es un muchacho de origen hindú de apenas treinta y seis años de edad, que se hizo ciudadano americano y se calcula su fortuna en unos $200 millones y por ende es catalogado como un “hombre de negocios americano” o sea, “american businessman”. A los veinticinco creo dos páginas web de publicidad por internet y podemos seguir hablando de este exitoso joven, pero sería perder el objetivo por aquello que me ha impactado en la búsqueda siempre de las historias de vida de los hombres como él: “Si realmente quieres algo, no lo esperes. Aprende a ser impaciente”

            Esto lo escribe un hindú, seguramente meditativo y religioso como casi todos ellos, y lo hace porque es cierto. Conozco a un ejército de personas que están sentados en una mecedora en el porche de su mente esperando a que algo pase porque ¿tienen esperanza?

            Venezuela está impaciente y me temo que eso tiene un ángulo muy bueno, porque el mundo libre lo sabe y también están impacientes, porque todos queremos lo mismo y no estamos dispuestos a seguir esperando.


Bernardo Jurado es el autor de: "La fragancia de la rebelión" a la venta en Amazon
 

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