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Wednesday, March 20, 2019

EL VENENO EN EL CAFÉ


EL VENENO EN EL CAFÉ

            Delcy Eloina Rodríguez, de la que ya he escrito; y me da mucha pena hacerlo, pero se lo merece, por inhumana, absurda, díscola, Vicepresidente y por ende cómplice, me recuerda un cuento popularizado entre los intelectuales cuyo protagonista es nada más y nada menos que George Bernard Shaw, el autor de “Pigmalión” y “Too true to be good”, lo recordarán; y era de origen irlandés hasta que solicitó la nacionalidad británica y entonces pasó a tener las dos. Lo definen los críticos a los que el criticaba como satírico y seguramente irreverente.

            En alguna oportunidad, dada su fama de inteligente, de celebridad, de escritor, una dama se le acerca y le pregunta: Señor Shaw, quisiera saber su opinión con respecto a lo que se comenta en Londres, de que yo soy la mujer más fea de toda Inglaterra; ¿es eso cierto?

            Shaw, tomó seguramente una posición meditativa haciéndose el interesante y respondió: “¡de ninguna manera, es del mundo! Y me acordé de Delcy Eloina.

            La he escuchado asegurar en los medios internacionales que en Venezuela, no hay crisis y que ha tenido un crecimiento económico sostenido de no sé cuánto por ciento, la verdad no me interesa. También ha dicho que ahora que somos un país que ha superado la terrible desigualdad y que somos un pueblo libre del colonialismo y no puedo, no tengo más estómago para seguir haciéndole publicidad a esta cicatera.

            Yo soy incapaz de atacar a una dama, pero carajo, esta si acaso lo es, lo merece y además el repudio, cuando asegura lo predicho y tiene a su familia en el exterior y sí, creo que es la más fea del mundo y tal vez pueda asegurar que era la mujer del cuento de George Bernard Shaw, porque debe ser la reencarnación de algún alacrán medieval.

            El verdadero y más auténtico protagonista de la Segunda Guerra Mundial, el Lord del Almirantazgo Inglés Sir Winston Churchill en el parlamento y de acuerdo a esa dinámica que poseen ancestralmente, pues algunos estaban en contra de la razón de atacar a los nazis o negociar de rodillas como los franceses y la única dama que militaba en la oposición, ya iracunda, ya disgustada por perder la reyerta parlamentaria, pide la palabra, se dirige al primer Ministro y le espeta: “Si yo fuera su esposa, le pondría veneno al café” y acto seguido tomó asiento.

            Churchill pide la palabra y tan solo dijo con calma: “si yo fuera su esposo, me tomaría el café”

            Cuando Delcy consiga al incauto que la aguante, que la soporte, tanto como la ha soportado Venezuela toda, pues debería tomarse el café envenenado o tal vez darle de probar un poco de su mismo resentimiento, traumas, abulia social, pobreza espiritual y podríamos seguir buscando entonces el camino a la prosperidad.
 
 
 
 
Bernardo Jurado es el autor de: "La fragancia de la rebelión" a la venta en Amazon
 
 
 
 

2 comments:

  1. Compadre, te quedaste corto!!! Recuerda que ET es de fuera de esta galaxia y por mucho, es más guapo que la susodicha...

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