LO QUE ESCRIBAS LO CONVERTIRÁS

LO QUE ESCRIBAS LO CONVERTIRÁS

            Esa ceremonia mística de hombres, como todos, apegados a las formas y símbolos, jóvenes veinteañeros, llenos de las ilusiones e inocencias, nos reunimos el 5 de Julio de 1983, escribimos cosas en privado, que fueron depositadas en una pequeña urna, que a la vez fue depositada bajo cemento en la pared y sobre ella una placa de bronce con nuestros nombres, para abrirla veinte largos e impensables años después.

            La vida ha cambiado desde entonces, nuestras barrigas y la calvicie así lo demuestran, las líneas de expresión como reflejo fiel del daño causado por los radicales libres y la cambiante lista de amigos.

            Ya hemos escrito sobre una de las pocas frases que aún sobreviven al arameo antiguo, lengua ahora muerta, que hablaba Jesús Cristo, pero hay una que usamos desde hace más tiempo del que recordamos AVRAH KADABRA,  que traduce: “lo que digas lo convertirás”

            La semana pasada, mi siempre consecuente amigo viejo o viejo amigo, Víctor, me ha mandado algo que no recordaba, pero que fue escrito en 1983 en aquella ceremonia mágica. Mágico es que yo tenga amigos como él, mágico es que se cumplió exactamente lo allí escrito, mágico es el arameo y el sanscrito, el hebreo y el griego del antiguo y nuevo testamento, ¡he quedado impresionado y agradecido!

            No sé cómo traducirlo pero, eso no es importante, la lengua es el instrumento y en nuestro cerebro oramos usando la palabra para crear procesos neurolingüísticos, crear la magia, crear las realidades y entender las causalidades, meditar sobre ella, recordar a los ancestros y formadores, a esos maestros que a la vez también fueron instrumentos divinos, que nos formaron. Nuestro cerebro crea procesos químicos y eléctricos con arcos influyentes, que como todo pueden distorsionar o pueden materializar y Usted puede pensar que los milagros no existen o puede (como es mi caso), pensar que todo es un milagro.

            El estudiante de medicina carga el fastidioso estetoscopio y la bata blanca como símbolo, el sacerdote la sotana y en cada profesión u oficio tendremos uno.

            Han pasado ya, treinta y tres años de ese escrito, ¡la edad de Cristo!,  y veo el libro de los debes y haberes de la vida, en color azul, he cumplido los nueve mandamientos de mi religión, porque el caso de la fornicación creo que debe ser revisado con santa paciencia, pero todo va y viene y a mí me ha llegado inesperadamente ese vaticinio cumplido por esa providencia redonda que me da vueltas, me tira por la fuerza centrífuga y me atrae por la centrípeta.

            Gracias Víctor, por ser un instrumento de la divinidad, gracias por haberte tomado la molestia de guardar mis deseos y por ser parte de mis hermanos a quienes cito allí.

            Tengan cuidado con lo que piensen y más aun con lo que escriban, porque ¡LO QUE ESCRIBAS LO CONVERTIRÁS!