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Saturday, March 7, 2015

GOLPE EN EL JACUZZI


GOLPE EN EL JACUZZI

                Nos las presentan sumisas, obedientes, subordinadas y sufridas.

                A mí me encantan las mejicanas y en las novelas las vemos haciendo loas al amor mas puro, aplaudiendo con furor el sacrificio que para ellas, o mejor dicho, para el escritor, significa el amor y corean de alguna forma aquella frase de la canción de Vicente Fernández: “Yo nací para amarte” o aquella otra que canta José Luis Rodríguez: “Voy a perder la cabeza por tu amor”, o esta otra: “Voy a luchar por tu amor” y me consigo que Maduro es una suerte de mujer de servicio en la mansión de Chávez, que le añora, pero de la boca para afuera, porque después de haber heredado el desastre, infiero que le mentará la madre cada treinta segundos, pero debe seguir con el falso amor y ha dicho tantas tonterías como las precitadas que hasta asegura que el difunto dió la vida por Venezuela.
                Hasta allí… ¡suficiente para mí! Todos sabemos  que el saqueador vivió una gran orgía de millones y desorden. Una actividad tan irregular como su conducta y tan profunda como su ignorancia que le llevó a operarse en la Cuba del hambre, donde murió como era de esperarse.
                Maduro el ignorante y el grupúsculo que aún le sigue (no menos ignorantes), esperando las dádivas cada vez mas escasas, inventa novelas de amor y lealtad, inventa atentados, enemigos y muchos golpes, que nadie le cree, como el amor de las mejicanas de las novelas.
                Todos reímos de aquello, otros nos burlamos y escribimos con sátira el absurdo y los mas, expectantes observan ya cansados que la oposición sacrifica brillantes oportunidades queriendo ser mas demócratas que Aristóteles en la Politeia.
                En el bunker de Hitler en aquel convulsionado 1945, a sabiendas del derrumbamiento del Tercer Reich, todos se emborrachaban, tenían sexo sin medida, música hasta el amanecer que no podían ver y trataban de huir de la debacle, mientras Adolfo y Eva Brown yacían en sus habitaciones privadas, observando con estupor el derrumbamiento de su plan que duraría 1000 años.
                Entré al jacuzzi, junto a un inmenso whisky para aliviar el cansancio. La temperatura como una sopa a 104 grados Fahrenheit y prendí        los chorros de agua, quienes comenzaron a golpearme por todos lados, no podía correr el riesgo de sostener la bebida, so pena de que se derramara y la puse al borde, mientras buscaba ante la golpiza, algún acomodo que nunca pude conseguir y pensé en el pobre Nicolás Maduro, a quien le pasa lo mismo, pero pensé también en los pendejos que aún creen que es el saqueo al país, la vía correcta hacia la prosperidad.
                Las mejicanas me encantan pero no creo que sean tan sumisas como nos las muestran en las novelas, no creo en que otra persona sea la encargada de mi felicidad y mucho menos de todo el país o por lo menos no pienso entregar esa tamaña responsabilidad personal (mi felicidad) a otro humano, mientras los golpes de Estado mentales siguen, para poder justificar alguna oposición a su gestión, yo me encuentro en el jacuzzi, también siendo golpeado.

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