GOLPE EN EL JACUZZI
Nos
las presentan sumisas, obedientes, subordinadas y sufridas.
A
mí me encantan las mejicanas y en las novelas las vemos haciendo loas al amor
mas puro, aplaudiendo con furor el sacrificio que para ellas, o mejor dicho,
para el escritor, significa el amor y corean de alguna forma aquella frase de
la canción de Vicente Fernández: “Yo nací para amarte” o aquella otra que canta
José Luis Rodríguez: “Voy a perder la cabeza por tu amor”, o esta otra: “Voy a
luchar por tu amor” y me consigo que Maduro es una suerte de mujer de servicio
en la mansión de Chávez, que le añora, pero de la boca para afuera, porque después
de haber heredado el desastre, infiero que le mentará la madre cada treinta
segundos, pero debe seguir con el falso amor y ha dicho tantas tonterías como
las precitadas que hasta asegura que el difunto dió la vida por Venezuela.
Hasta
allí… ¡suficiente para mí! Todos sabemos que el saqueador vivió una gran orgía de
millones y desorden. Una actividad tan irregular como su conducta y tan
profunda como su ignorancia que le llevó a operarse en la Cuba del hambre,
donde murió como era de esperarse.
Maduro
el ignorante y el grupúsculo que aún le sigue (no menos ignorantes), esperando
las dádivas cada vez mas escasas, inventa novelas de amor y lealtad, inventa
atentados, enemigos y muchos golpes, que nadie le cree, como el amor de las
mejicanas de las novelas.
Todos
reímos de aquello, otros nos burlamos y escribimos con sátira el absurdo y los
mas, expectantes observan ya cansados que la oposición sacrifica brillantes
oportunidades queriendo ser mas demócratas que Aristóteles en la Politeia.
En
el bunker de Hitler en aquel convulsionado 1945, a sabiendas del derrumbamiento
del Tercer Reich, todos se emborrachaban, tenían sexo sin medida, música hasta
el amanecer que no podían ver y trataban de huir de la debacle, mientras Adolfo
y Eva Brown yacían en sus habitaciones privadas, observando con estupor el
derrumbamiento de su plan que duraría 1000 años.
Entré
al jacuzzi, junto a un inmenso whisky para aliviar el cansancio. La temperatura
como una sopa a 104 grados Fahrenheit y prendí los
chorros de agua, quienes comenzaron a golpearme por todos lados, no podía
correr el riesgo de sostener la bebida, so pena de que se derramara y la puse
al borde, mientras buscaba ante la golpiza, algún acomodo que nunca pude
conseguir y pensé en el pobre Nicolás Maduro, a quien le pasa lo mismo, pero pensé también en los
pendejos que aún creen que es el saqueo al país, la vía correcta hacia la
prosperidad.
Las
mejicanas me encantan pero no creo que sean tan sumisas como nos las muestran
en las novelas, no creo en que otra persona sea la encargada de mi felicidad y
mucho menos de todo el país o por lo menos no pienso entregar esa tamaña
responsabilidad personal (mi felicidad) a otro humano, mientras los golpes de
Estado mentales siguen, para poder justificar alguna oposición a su gestión, yo
me encuentro en el jacuzzi, también siendo golpeado.
Excelente!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ReplyDelete