EL SITIO DONDE CAMBIÓ LA HISTORIA

 

EL SITIO DONDE CAMBIÓ LA HISTORIA

                La vieja ciudad, está llena de nuevos edificios, modernos, altos, elegantes y son una suerte de oxímoron a lo que allí sucedió y que aún duele.

                En el denso tráfico, veníamos los tres hablando amablemente y mi amigo Marcial, nos instruía, mostrándonos los mas significativos emblemas que nos aseguraban que estábamos en la ciudad donde cambió la historia. La chanza y la risa, se fueron agotando lentamente, mientras nos acercábamos al lugar del asesinato. Estacionamos el vehículo a una cuadra y ya nadie hablaba, una suerte de luto, de dolor, tal vez de respeto, pero todos guardábamos silencio.

 

                Parte de su hueso occipital derecho, fue recogido allí mismo donde un indigente amable se me acercó para preguntarme si tenía diez minutos para él y comenzó con lujo de detalles a contarme. Pasó veinte minutos hablando, mientras mis dos amigos y yo le escuchábamos. La gente nos pasaba por un lado, callados, en una suerte de dolorosa procesión, mirando la X marcada en el pavimento, donde perdió la vida.

 

                Estábamos parados en la acera contigua a la plaza Dealey, donde a las 12:30 PM exactamente se produjeron los tres disparos desde el edificio que hace esquina entre las calles Elm y Houston. Una edificación que se encuentra tan exacta como aquel fatídico día y que servía como almacén de libros escolares.
 

                El primer disparo fue desviado por un árbol que todavía está allí, rebota en el cemento y hiere en la cara a un civil que estaba parado en el sitio donde yo estaba. Tres segundos y medio después, se escucha la segunda detonación, que entra por la espalda y sale por la garganta. Ocho punto cuatro segundos después la tercera detonación, que voló el hueso occipital derecho.

                 ¡Ya nada importa! Se ha hecho un atentado contra el Presidente mas importante y querido del mundo entero y mis amigos y yo estábamos allí, observando, oliendo, mirando las cantidades angulares que pueden haber desde el sexto piso, en esa ventana absurda, donde un tonto cambió la historia cuando pasaba lo que el servicio secreto llamaba el SS-100-X (la limosina del Presidente John F. Kennedy)

                Abraham Zapruder, un ciudadano que filmaba desde donde estábamos ahora con su vieja cámara el paso de su admirado líder, nunca pensó que la providencia le haría también famoso, porque fue el único que pudo tener la sucesión de eventos mas exacta que se usó en la investigación de lo que se llamó la Comisión Warren que investigó el magnicidio.

                Las personas van allí y nadie habla y los que lo hacen, en baja voz. Mientras los carros pasan a alta velocidad, lo mas rápido que les permita la ley, alejándose del sitio donde los Estados Unidos de América, perdió a su Presidente el 22 de Noviembre de 1963.

                Nosotros volvimos al carro, también en silencio, pensando en la Primera Dama, quien recogió los pedazos de su esposo y de su vida y que mantuvo por su País, el silencio y el dolor que ahora nosotros sentimos, mientras vamos a enfrentarnos al tráfico de Dallas.