NI CÓNSUL NI ESPÍA
El intruso no ocultaba que estaba allí, hacía ruidos,
un movimiento de cajas en la planta baja, que me hizo despertar. Tomé mi
pistola de reglamento Browning gran potencia de nueve milímetros, con la que fuí
entrenado en tiro de combate y me dispuse a enfrentarme con el intruso. Bajé
las escaleras con sigilo empuñando el armamento en la mano derecha y por la
oscuridad, intentando abrir los ojos, en busca de la dilatación de la pupila
que me diera la ventaja de verle primero.
No se a que se debía el
desorden de cajas por doquier y al tropezar con una de ellas, escuché el
movimiento del intruso cerca de la chimenea, que intentaba escabullirse por
ella, vi la sombra y disparé como me entrenaron, los dos tiros en el cuadrante
superior derecho del cuerpo del mofletudo y corpulento incursor.
Al prender la luz, para determinar
los daños, me di cuenta que era San Nicolás, era veinticuatro de Diciembre, las
cajas eran regalos para toda mi familia y me desperté con una taquicardia
lindante al infarto y un sentimiento de culpa incomparable, creo haberme
deprimido momentáneamente, hasta que me di cuenta que era solo una muy mala
pesadilla y me recuperé del dolor y volví a ser yo mismo.
Creo haber definido con
exactitud, el sentimiento que hoy debe tener la ex cónsul de Venezuela en
Miami, Livia Acosta. Este (el de cónsul en Miami) es uno de los mas apetecidos,
es el mas importante, el de mayor relevancia, no solo para los efectos de los
venezolanos a los que por imperativo debe servir, sino por el reconocimiento
social, la actividad social, consular, personal en un clima afable y bendito en
los Estado Unidos de América, país al que cualquier revolucionario,(incluyendo
a Hugo Chávez), quisiera venir a sacrificarse por los ideales revolucionarios
sin ser criticado por estar aquí.
La pobre Livia, asesinó a
San Nicolás, por ignorante y arrogante. Desconocía los más elementales
procedimientos consulares, como también las más elementales maneras de tratar a
sus conciudadanos a los que se debe, pero es que ella no estaba aquí para
prestar un servicio, sino por los servicios prestados.
Ignorante de la mas
elemental manera de espiar, pero ignorante de que en este país de leyes, en la
democracia mas importante del mundo de la que ella debería aprender que todos
tenemos derechos inviolables, eso es un crimen de magnitudes bíblicas.
Ella no es espía, porque
uno de ellos lo hubiese hecho un poco mejor, o al menos hubiese tenido un
poquito de malicia para no dejarse grabar de la manera burda en que lo
hicieron, no, ella no es espía, ella es una tonta que intentó sin éxito llevar
un regalito a Hugo Chávez, por intermedio de un General que conforma su escolta
y obtener tal vez una pública bendición en el Alo Presidente, que permitiera
justificar que Miami le gusta y que está aquí sacrificándose para el bienestar
y crecimiento internacional del socialismo del siglo XXI.
Yo creo que la pobre
Livia, con v pequeña como su inteligencia, ya no es cónsul, pero tampoco fue
una buena espía.
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