Search This Blog

Monday, January 16, 2012

EL ESPIRITU DE LAUDERDALE


EL ESPIRITU DE LAUDERDALE
            Hacían unos doce agradables grados centígrados de temperatura en la marina, el cielo impecablemente azul y sin ni siquiera una pequeña nube. El espíritu de Lauderdale atracado a la mediterránea, con su popa en contacto con el muelle, las inmensas velas recogidas y ese movimiento imperceptible de cabeceo, que a todos agrada y que solo sentimos los que alguna vez vivimos por largos períodos en la mar.
            Había todo el licor que puede tomar un pequeño ejército, pero decidí que los efluvios del alcohol no empañarían la tarde y solo bebí agua potable y me dispuse al disfrute de la más intensa experiencia de cualquier hombre, después del sexo.
            Ella alquiló para mí ese inmenso velero, con tripulación y las más amenas comodidades. Mi quincuagésimo cumpleaños  sería al día siguiente, pero era lunes y ese domingo debía ser coronado y bautizado con el agua del mar en la que más cómodo me siento.
            Thusidides, el preceptor de la Guerra del Peloponeso, escribió, cuatrocientos seis años antes de Cristo, algo con lo que concordé en esa navegación de ayer: “Solamente hay dos tipos de hombres, los que están muertos y los que están en la mar”, yo volví a la vida cuando no me aguanté y maniobré desde el puente, esa nave. Al dar la vela mayor, se infló tan agresivamente que el sonido fue un disparo disipado en la brisa y tomamos casi de inmediato unos doce nudos de velocidad.
            Al salir por la piquera de la bahía de Fort Lauderdale, donde en el 2001  arribé a bordo del Capana T-61, me encontré con el Océano que me pareció amable y me daba la bienvenida como un Padre a un hijo extraviado.
            Me rodeaban por doquier todo tipo de embarcación, deportiva y mercante, pero hubo una que llamó mi atención, porque se me pareció a una Fragata y era el yate, inmenso yate de Steven Spielberg, de casco azul marino, imbornales,  pasacabos, bitas y demás accesorios de maniobra en un pulido acero inoxidable, con pasamanos en madera pulida, claraboyas panorámicas y un puente de mando, donde infiero que podríamos jugar futbol.
            Tuvimos que cambiar nuestro rumbo, e hicimos una maniobra por redondo, para llegar a hora conveniente al minuto treinta, donde el inmenso puente levadizo, se levantaría como saludo de la ingeniería y la Inteligencia al “Espíritu de Lauderdale” y así pasó y la amabilidad creció, el canal tranquilizó las aguas y el inmenso mástil paso claro, entre las dos vías que ya no mostraban carros, sino que nos mostraba el cielo y comencé a recordar a mi pobre país, en esa suerte de tortura que obliga la nostalgia.
            A todos digo la verdad, porque yo soy millonario y no porque tenga millones, sino porque vivo como tal. Ser rico es muy bueno y aunque ambicioso como soy, le doy el justo valor al dinero en mi vida espiritual, porque en lo material la estructura de todo un país como Estados Unidos, nos ayuda a disfrutar con la calidad correcta del trabajo del capital por nuestro bienestar.
            Comunistas absténganse de leerme, porque no comprenderán de que hablo.

4 comments:

  1. Suscribo su relato absolutamente Capitán...somos ricos!!!, alabado sea el Creador!

    ReplyDelete
  2. Millonario no es el mas tiene sino el que menos necesita. Aqui y donde sea somos millonarios porque podemos dormir en una hamaca bajo las estrellas con seguridad, comer gourmet en una fogata, navegar libremente bajo puentes que se abren y muchas otras cosas que muchos no entienden. Peace, hope, and blessings.

    ReplyDelete
  3. Saludos con mi sana envidia por tu impecable narraciòn y conclusion mas que peritnenete y oportuna....diana!!!! y en TG-2 a 140 Kmts...

    ReplyDelete
  4. Vienen a mi memoria gratos recuerdos de esa navegación que citas y que nos llevó a Fort Lauderdale, que placentera esa estadía , aunque después nos enfrentamos a un periplo interesante que aunque no nos sorprendió nos alo la recalada , un abrazo inmenso agradeciendo esos recuerdos de tantas y buenas conversaciones

    ReplyDelete