¿Y EL BEBÉ?
Anoche
conversaba con mi amigo de la infancia el Dr. Fedor Páez, creyente católico,
como yo, si, conversábamos sobre la existencia de los milagros y me contó lo
que paso a narrarles, con las lagunas
propias de algo conversado en la presentación del libro de su padre, nuestro
escritor más longevo el Sr. Ramon Páez, autor de ‘’Mi autobiografía’’,
presentada anoche en Il Forno, pero a lo que vamos, que todos tenemos una historia
interesante y edificante que contar.
Páez
estaba terminando de suturar a un paciente que había llegado con un par de
tiros de arma de fuego, en la sala de emergencias que más parecía un hospital
de campaña de la guerra de Secesión. En el furor por salvar vidas, había visto
de reojo, el inmenso esfuerzo del equipo por resucitar con CPR a una parturienta
que yacía en el suelo, porque es allí el sitio más apropiado para que el
ejercicio cardiovascular surta el mejor efecto. Estaban haciendo un buen
trabajo los muchachos, mientras seguían llegando heridos.
Quitándose
los ensangrentados guantes quirúrgicos y ya con el paciente inerme pero estable,
preguntó por la paciente y los residentes le informaron de su deceso. En el
fragor de esa batalla contra el enemigo inmenso que significa la muerte, pues,
esa en particular la habían perdido. Con paso cansado, abatido, físicamente exhausto,
iba caminando un par de pasos hacia la puerta de salida del quirófano o tal vez
la sala de emergencias y algo le hizo devolverse, todavía con la mujer muerta
en el piso: ¿y el bebé?
Corrió
como pudo al encuentro con el más cercano bisturí, hizo la incisión en presencia de todos, salvó la vida del que
hoy día debe ser un hombre de bien, nacido del infortunio, pero de manos
milagrosas. Todos se habían olvidado del neonato, para salvar a la madre.
Espero con mis letras ilustrar correctamente que no fue una irresponsabilidad,
espero con mis letras ilustrar lo coyuntural, doloroso y extremo del momento.
Como
lo dijo Albert Einstein, puedes pensar que los milagros no existen o pueden
pensar que todo es un milagro, yo me voy por la segunda, porque con frecuencia
puedo comprobar que Dios nos usa como marionetas para hacer el bien.
Cuando
pienses que en tu vida nada funciona, cuando pienses que la extrema muerte se
ha alojado en tu psiquis, cuando no veas luz al final del túnel, cuando la depresión
te haga ver todo oscuro y la tristeza te ahogue, solo debes hacer una pregunta,
si acaso leíste este escrito hasta el final. Solo una pregunta y verás como todo
se ilumina, florece y te ayuda, solo pregunta por el bebé.
Una
buena lección esta, gracias Fedor por tu
historia de milagro y esperanza.
www.juradogrupoeditorial.com
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