LA AMANTE DE RAMÓN
Al entrar al salón del evento, me dijo con una sonrisa:
-Sr. Jurado, he leído su
libro sobre el divorcio y no estoy de acuerdo con usted en que una amante no es
una causa de divorcio.
- Ciertamente,
le contesté con amabilidad, -no es una causa del divorcio, es una consecuencia
de un mal matrimonio.
A
esta altura de la navegación de la vida, le tomé por el brazo y le pregunté con
cierta confidencialidad: -¿eres feliz con tu amante?
-¿Y
cómo sabe usted que tengo una?
-Contesta
Ramon, ¿eres feliz con tu amante o eres feliz con quien eres cuando estás con
ella?, allí te lo dejo.
Volvimos al grupo y traté de arreglar el entuerto: todos hemos sido amantes y amados, a mi me gusta mas el de amante, tiene más prensa, es más sórdido, posee iniciativas y también odios y les confieso que he tenido amantes, pero ahora no tengo y eso se nota.
La felicidad, como la salud mental, emocional, espiritual, comienzan todas desde la paz mental y agrego que las amantes son divinas -mientras veía a Ramon- su problema es lubricar bien, ponerse la ropa interior adecuada, imaginarse el calenturiento encuentro, desvestirse acrobáticamente e inventar posiciones que el cuerpo humano físicamente no puede lograr, pero no saben cuánto se paga de luz, tampoco saben de hacer el mercado, ni planchar una camisa, querer con amor porque hay personas que quieren sin amor, no saben de tus triunfos ni cómo los lograste, solo los disfrutan, tampoco saben de dónde sale el dinero, pero saben bien cómo gastarlo y te hacen sentir tan bien que decides entonces tener dos vidas a costa de perder la paz, el sosiego, la tranquilidad.
Son
divinas las amantes y me gustan cuando juegan a amarnos.
Si mientras estoy en la regadera tomando una ducha, suena mi teléfono celular que dejé en la mesa de noche y mi esposa me alerta sobre una llamada sin nombre, pues, ya le he dicho que tome el teléfono y pregunte quién es.
Mi esposa estaba allí, mientras todos estaban expectantes, inclusive Ramón, quien me veía con cara de pavor para que no dijera lo que ya sabía y me pregunto: ¿eso es vida?
-Mi
amor te llama una tal Mirna, -podría decir mi esposa.
-¿Y
qué desea?
-Dice
que es tu amante.
-Pues
dile que no creo, que le vaya muy bien. -Todo esto puede pasar mientras me rio
bajo el agua, porque esa amante no existe y además las mujeres, que tienen un
sexto sentido, que no les hacen falta los otros cinco, pues, saben bien si le están
mintiendo.
Las
amantes son divertidas, cariñositas, siempre dispuestas al intercambio de
fluidos, siempre listas para la salida al restaurant, me encantan las amantes,
pero a usted señora que ha descuidado la vida, a usted esposa aburrida, que le
duele la cabeza ante cada intento de intimidad, a usted la dejarán pronto por
tonta y por creerse el cuento de que su marido le pertenece.
Las
amantes siempre serán una consecuencia, Ramón.
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