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Wednesday, August 2, 2023

AGUA BAJO LA QUILLA

 

AGUA BAJO LA QUILLA

            Si, ha pasado bastante agua bajo la quilla en los últimos veinte años. Me he retirado de la Marina un día como hoy primero de agosto en el 2003, también en este día falleció mi abuelo Pedro Roberto Capecchi Specht en 1999 y todavía nuestra amorosa relación me hace falta, pero a lo que vamos, que el efecto de Bernoulli no deja de trabajar, sigue pasando agua bajo la quilla, hasta el último día de la vida, aunque me temo que algunos ya han muerto estando vivos, porque han dejado de leer, de reír, de viajar, en fin, de crecer, si, es esa la manera más rápida de morir.

            Podríamos, como hace cualquier humano postmoderno, de orígenes latinos o ibéricos, griegos o vikingos, pues, sacar las cuentas de todo el trabajo que ha pasado para llegar aquí: cuando comía la mitad de una lata de caraotas y guardaba la otra mitad para la cena, cuando andaba por estas calles en la desvencijada bicicleta bajo la lluvia o cuando lloraba, por esta o aquella razón y todos tan ibéricos como el llorón se compadecerán, pues, yo prefiero las historias de logros y obviar las de dolor, porque ya pasaron y nada haré trayéndolas a mi mente o a la de ustedes como si estas me hicieran más. A lo que voy, es ese cuento de que era muy pobre y llegó a presidente, si, un cuento protervo y maligno, porque conocemos al menos a dos de ellos, pero en estos veinte años han pasado muchas cosas buenas, positivas, crecedoras y que me han hecho, espero, una mejor persona o al menos una diferente.

            Ya he escrito sobre los libros que he leído, al mejor estilo de Borges y poco sobre los libros que he escrito. Los primeros son para enorgullecerse y los segundos se los dejo a ustedes.

           Luego de veinte años, luego de muchas cosas en términos personales, como empresario, escritor, editor, la cuenta es positiva, pero no gratuita. El trabajo ha sido incesante y el estudio también. Madrugadas hurgando en el conocimiento que desconozco, buscando como hacerlo mas y mejor, han dado sus frutos y no se ha hecho solo, me han acompañado un equipo del que me siento muy orgulloso, un equipo de genios trabajadores incansables.

            Luego de veinte años, cuando hablo con mis fraternos colegas navales, al momento me doy cuenta de estar hablando como si aun estuviésemos efectivos en la institución, pero detengo inmediatamente la conversación siempre grata, pero del pasado.

            Estimados amigos y colegas, cumplo veinte años de retirado y aunque ese pasado fue honorable, al menos para mí, nada nuevo tiene que traerme, que no sea el hurgar en el sentimiento, como si ahora la vida fuera menos, es al contrario, el futuro siempre promete, pero el presente, ese regalo de hoy y de ahora, el presente, el regalo del vivir, me gusta más.

            Para todos ustedes, les informo que el tiempo seguirá pasando, el crecer es una opción que les invito a tomar.



 

           

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