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Sunday, July 22, 2018

PLACERES CLANDESTINOS


PLACERES CLANDESTINOS

            A las once de la noche mi amigo recibió una llamada de su Padre, quien también fue mi amigo. Le faltaba poco menos de un año para fallecer, ya lindaba la frontera norte de los ochenta, hacia noventa. “Hijo, los indios están en la Goajira”, le dijo para llamar su atención y mi amigo le pregunto: ¿no puedes hablar, verdad? Ujummm, le contestó en un evidente lenguaje onomatopéyico, pues voy saliendo para allá.

            Su esposa de toda la vida, tenía anos de duda sobre aquel affaire, que había sucedido por decir lo menos unos treinta años antes. Esa noche, debilitado por el tiempo que todo lo debilita, mi recio y anciano amigo lo confesó todo.

            Yo si soy culpable de haber tenido placeres clandestinos. Usted también lo es pero no es tan valiente como Elías, mi buen Elías con quien libaba licores anglosajones. Su conversación era llena de grata sabiduría y un infantil buen humor que duró hasta su último día cuando falleció en santa paz a los ochenta y siete, si mal no recuerdo. Realmente ya no importa, lo único que sí, es ese arrojo taurino de decirlo, de confesarlo, asumiendo las consecuencias ya en las peores condiciones.

            A mí me encantan los placeres clandestinos, son una de las cosas más ricas de la vida y me temo que también lo puede ser confesarlos ¿saben porque?, porque un hombre serio y de familia solo lo hace cuando falencias y estulticias lo atosigan y asfixian, pero seguro fue divertido y dejó la aventura aquí, en la tierra pecaminosa pero sabrosa, donde aprendió a ser exitoso hasta para los ocultos placeres con la dama que ya debe ser muy mayor para este momento.

            Las amantes son divinas, de hecho recomiendo a las devotas esposas, que se dejen de pendejeras y nunca dejen de ser amantes, porque no queremos una buena madre, esa ya la tuvimos, queremos a esa que nunca dice que no, esa que también compra ese baby doll de manera clandestina y vulgar, para compartirlo con nosotros y es más. Queremos a esa que es una dama de alta alcurnia pero de baja cama, como alguna vez le dije a mi amiga que ahora seguro me lee y se sonríe.

            Yo admiro mucho a los valientes y me sigo preguntando ¿Qué quiso decir Elías cuando aseguró que los indios están en la Goajira? Solo me remito a reírme y a entender que los niveles de perdón de las féminas en esta materia en particular son mínimos, por no decir ninguno, pero cuando un Sigmund Freud tuvo solo una dama con la que intercambió fluidos en su vida y con la que compartió toda su existencia, tan solo me dejo llevar pensando que el Padre de psicoanálisis necesitaba psicoanálisis y tan solo escuchó la mitad del sonido de las sirenas en la mar, saboreó la mitad del festín de la vida, tocó con el índice un centímetro de otra epidermis y me temo que vivió muy fastidiado.

            Estoy de acuerdo con mi inolvidable Elías y oro por su paz y su alma buena.

           
 
 Bernardo Jurado, es escritor.
Su mas reciente novela: VOLANDO EN EL ATAUD.
a la venta en Amazon

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