Search This Blog

Thursday, July 5, 2018

NO SON POCA COSA


NO SON POCA COSA

            Treinta y cinco años de habernos graduado no es poca cosa. Creo que es un acto de constricción, es como grupo, una suerte de purgatorio de los pecados, porque de manera individual, cada quien con cada cual, pero grupal, es susceptible de una exhaustiva revisión.

            Yo no me acordaba de este evento, me enteré por las redes, porque alguno lo publicó y caí en cuenta, me gradué en la Escuela Naval en 1983, de manera que pasé más tiempo allí que lo que tengo como civil, pero a lo que vamos: fuimos un buen experimento, porque entraron en ese año 1979 damas como cadetes.

            Para hoy tenemos a tres amigos fallecidos, fíjense que dije amigos, no colegas ni mucho menos el comunistoide “compañero”, porque tanto Francisco Pereira Resende, quien murió en un terrible accidente de aviación, como Carlos Duarte Arrieta y Justo Figueroa, fueron mis amigos y puedo y tengo con que explayarme en sus virtudes, en sus capacidades, talentos, pero no, este no es un escrito de tristezas. ¡No son poca cosa treinta y cinco años!

            Alguna vez un admirado Almirante me preguntó, cuándo me habían transferido a un cargo en tierra, en aquella época de teniente y yo solicité respetuosamente que me dejaran a bordo: ¿y Usted no piensa nunca ocupar cargos en tierra? Y mi respuesta con una sonrisa fue NO, me siento más a gusto sobre una cubierta. El Almirante me dijo: “yo no sé qué voy a hacer con esta promoción, parecieran que pensaran todos igual, por aquí estuvo tu compañero “fulano” y me dijo lo mismo, no me quiero imaginar cuando lleguen a Capitanes de Navío”

            Todos hicieron su trabajo, pero como en todo grupo social, siempre están las ovejas negras que luego cambiaron su pelaje a rojo y podría nombrarlos, ya no interesa, ya nada importa, ya nada implica, excepto el reguero de porquería que ahora debemos recoger por ellos haber contribuido con este absurdo para obtener sus cinco minutos de fama y el resto de la vida de hambre.

            Si, llegaron muchos a ser Almirantes, porque ahora es más fácil ser un Almirante en Venezuela que ocupar un cargo de Vallet Parking en un hotel de South Beach, son cientos de ellos, hay más que buques flotando, que digo buques, hay más Almirantes que buques y aviones juntos y dijera Cantinflas, ¿a poco no podríamos sumar también lo batallones? Y siguen habiendo más Almirantes. Es la pirámide al revés de toda una organización.

            Como es de esperar, sigo teniendo muchos afectos verdaderos, cercanos, legítimos, amables y sinceros, pero repito la frase: como es de esperar, tengo en mi promoción a otros faltos de criterio, brutos, arrastrados, faltos de pundonor, de profesionalismo, faltos de bolas y neuronas.

            Treinta y cinco años no son poca cosa aunque los chavistas de mi promoción crean que sí y me llamen esperando que no los patee o peor aún, pidiéndome dinero ¿prestado? Si lo ponen en duda, pueden leer en este mismo blog: “La estela de mis afectos” y sabrán su destino.

            Sí, me ha puesto a pensar esto: ¡Treinta y cinco años, no son poca cosa!

1 comment:

  1. Eso si es verdad que es el colmo de lo arrastrado, luego de cagarla como la cagan, llaman pidiendo prestado, inimaginables cosas que se ven.

    Mis apreciados saludos y respetos por las excelentes lecciones que me diste en la Clemente.

    ReplyDelete