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Sunday, December 4, 2016

TESOROS DEL ALMA


TESOROS DEL ALMA

            Ahora lo entiendo bien. Ahora comprendo el para qué, pero en aquellos años setenta, podríamos haber sido calificados como aburridos y fuera de moda.

            Muchas veces sucedió esto que paso a relatar: tomábamos un autobús que nos llevaría al centro de Caracas (quiero recordar que aún no cumplía los dieciséis) y llegábamos a la Biblioteca Nacional como quien lo hace a EPCOT Center o Universal Studios en Disney World y allí en el café estaban los personajes que discriminábamos desde nuestra escasa e infantil cultura general.

            Ese Señor que está allí es Caupolicán Ovalles y sin pena ninguna nos acercábamos al escritor para pedirle nos dejara entrar al intelecto. Aquel otro, el que toma el café es Carlos Rangel, si, el que escribió “Del buen salvaje al buen revolucionario” ¿lo leíste? Y está con Sofía Imber.

            Un par de jovenzuelos que nos acercábamos y hasta alguna vez nos dejaron sentarnos para discutir sus obras y contestar nuestras tontas preguntas de niños, que probablemente impresionaban a los autores y hasta llegaron a decirnos ¿Qué hace un joven como tu leyendo mis libros?

            ¿Y qué opina Usted de la obra de Frederich Nietzche?  Entiendo que Usted es ateo.

            Carajo muchacho: ¿Cómo te llamas? ¿Tú has leído a Nietzche?

            Allí se exponenciaba mi ego para contestar algo que aún me enorgullece, pero a esa escasa edad era una divina arrogancia: “yo he leído todo lo que el filósofo ha escrito, Papá tiene todas sus obras en su inmensa biblioteca”

            Luego de medir nuestras fuerzas, mi amigo Vladimir Petit y yo íbamos a la dependiente para preguntar por libros raros y allí sonábamos, crecíamos y discutíamos cual escritores franceses.

            Más de una vez, en la acalorada discusión intelectual llegaba mi Padre, que sin quererlo asumía su posición de árbitro cuando requeríamos su sabia palabra: ¿Papá cuál fue la verdadera causa de la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial?

            Yo considero a Winston Churchill el verdadero genio y un líder inspirador.

            Lo que quiero ilustrar en este escrito nocturno de domingo, es que nadie puede ser escritor sin ser un lector profesional y en lo personal no recuerdo receso alguno en mi vida sin haber manoseado alguna publicación diariamente, sin haber dormido entre sabanas pero también entre páginas, sin haber soñado ese sueño guiado de la literatura, sin haber sentido esa incontenible pulsión de aprender algo.

            Llegó Jaime Bayly al estudio para nuestra entrevista y me dijo dos cosas: “tu libro me tiene narcotizado, lo he leído completamente y quisiera que me dijeras ¿Cómo quieres que te presente? Como Capitán de Navío, Magister, Doctor, detente Jaime, quiero que me presentes como lo que realmente soy actualmente, como escritor, ¿sabes porque? Porque hay un abolengo que supone inteligencia, tú eres uno de ellos y bien sabes que hay periodistas y Capitanes que no son inteligentes, pero nosotros los escritores al menos lo intentamos, y ¡reímos ambos!

            En el antiguo Egipto se les llamaba a las bibliotecas “El tesoro de los recuerdos de las Almas”

            ¡Por algo será!

1 comment:

  1. saludos, muy bueno ese concepto egipcio de las bibliotecas...de cuando en vez repaso la mia, que por sefuro no es tan voluminosa como la tuyray sigo regalando...libros relacionados con mo profesion y novelas, de recrescion intercambiada cn los intengrantes de la familia y amigos, y no caigo en ese decir..." no se sabe quien es mas tonto....el que presta o el que devuelve!!!

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