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Saturday, December 31, 2016

DEBES PAGAR TU CUENTA


DEBES PAGAR TU CUENTA

            Le comentaba a la escritora suramericana que no hay nada más masculino que una feminista y me temo que se disgustó, levantó la voz por el teléfono no para insultarme sino para hacerse más notoria su molestia en defensa de los movimientos que ayudan a las mujeres a vivir a igualdad de condiciones.

            Manteniendo la calma le pregunte: ¿y tú eres una madre soltera verdad?

            Me contestó que además una luchadora (palabra que me da alergias y que analizaremos) y que ha levantado a su hija solita, la ha hecho una mujer, ha pagado sus estudios con su trabajo tenaz.

            Le volví a preguntar, cuando ya mi paciencia estaba en EMPTY (vacío) y ¿tu hija fue producto de una violación o tu abriste las piernitas con cierta gracia?, porque hasta ahora no consigo ningún merito extraordinario, eso es lo que debe hacer una madre o padre, sin importar el sexo porque ¿somos iguales o no, señora feminista?

            Te cuento mí querida, “yo si soy un feminista” y como es de esperar no esperé la andanada de artillería.

            Yo le tengo mucho miedo a los luchadores y luchadoras, (ni hablar de las combatientes) porque yo dejé de luchar y competir y no porque esté viejo sino porque no tiene ningún sentido. Se los explico mejor: si el restaurant donde quiero comerme el bacalao con papas, no tiene estacionamiento, no lucho, me voy a otro donde hagan parrilla. Si la dama que pretendo requiere que me ponga de rodillas, ¿Qué creen?, pues la mando detrás del estadio y así sucesivamente con los libros malos, con las películas fastidiosas, con los tontos y con los chavistas.

            Esto pasó hace unas pocas semanas atrás y la escritora feminista quiso que la asesorara con respecto a su libro sobre ayuda a las mujeres y me llamaba y me llamaba y yo tomando unos tragos encantadores con cultos amigos poetas y escritores, entre los que se encontraba José Manuel Cuscó, quien me contaba cuando conoció a Andrés Eloy Blanco a sus catorce años de edad, quien le dedicó uno de sus libros que guarda como si de una joya se tratara, le dije ya fastidiado a la luchadora que si quería se llegara hasta el bar. Dejé mi grata conversación para atenderla, ella pidió un whisky y un segundo, como pude me zafé de ella y pedí la cuenta y la luchadora feminista no hizo el más mínimo esfuerzo por pagar sus tragos y antes de que se retirara el camarero, le pregunté: ¿y los tragos de ella están aquí en mi cuenta? Sí, me respondió, pues modifíquela porque ella paga sus tragos. Irracionalmente se ofendió y yo no y los pagó y continúe con los poetas creciendo.

            Se los explico mejor: yo no tengo que pagar por los tragos de nadie que quiera mi asesoría o mi compañía a menos que yo también quiera la de ella, yo no pago la cuenta de caras amarradas, sino las sonrisas y las risas de conversaciones inteligentes o es que acaso ¿el ser feminista llega hasta la cuenta?

            ¡No hay nada más masculino que una feminista!

 

1 comment:

  1. Saludos estimado colega amigo desenadole un muy feliz y productivo 2017 con mucha salud y rogandole a dios me la de a mi para ceguirte leyendo y aprecuando con el aprendizaje de lo que es ocurrente, pero muy real y muy bonito..

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