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Thursday, December 1, 2016

LA PEOR DE LAS INDIGENCIAS


LA PEOR DE LAS INDIGENCIAS

            Nos es lícito ser indigentes, de hecho es un derecho adquirido. Podemos decidir no tener casa, vivir en un bote, bajo un árbol o en un apartamento con vista al mar en Brickell Key. Eso es material, una indigencia basada en lo que tienes, que a mi juicio se ha convertido en una patología por estas tierras del milenio, por aquello de que “tienes más, te crees más” y lo lamento, no es cierto, porque esa ecuación de vida podría con frecuencia ser contraria: “tienes más y eres menos”

            Mi Padre, al que considero un aristócrata, nos decía que la única aristocracia es la del intelecto, es la verdadera, la que se nota, la que establece la distancia tal vez sin querer, porque creo (y esto es mío) que la inteligencia no se puede ocultar, es como el humo del cigarrillo, esta allí, se huele como las invisibles feromonas en aquello del sexo, se percibe en los microgestos del inteligente.

            Si me engañas una vez, es sin lugar a dudas tu culpa, el mentiroso eso es, traidor con frecuencia, no al que miente sino a sí mismo, se traiciona, convierte su vida en una fábula increíble (por lo de poco creíble) y debe tener buena memoria, cosa poco común, porque si no tendrá que inventar indefectiblemente una mentira más grande para tapar la anterior, en aras de resguardar su prestigio y su manoseada autoestima. Pero si me mientes dos veces, es culpa mía, de manera que tomaremos acciones para que esto no suceda. Una de ellas es alejarnos, no estar cerca para evitar que salga el demonio indecente que descubrirá al mentiroso y que romperá la relación, pero  ¿qué piensan si les digo que es mejor romper la relación que andar con el mentiroso?

            Malas noticias: mentimos al menos tres veces cada diez minutos, los hombres lo hacemos más que las mujeres y mentimos más a los hombres que a ellas, pero cuando la mujer miente es porque ya ha perdido enganche emocional con su pareja, me refiero a un caso marital, me refiero a engaño e infidelidad que no tiene que ser carnal. Es cuando se es infiel a un pacto, al proyecto de vida, a los planes para el futuro y la vejez. Por supuesto la infidelidad sexual tiene otro cariz, pero esa es una materia paralela a la que quiero exponer.

            Si no me quieres como yo quiero o al menos como te quiero yo a ti, prefiero estar solo, palabras del insigne Doctor Walter Riso y creo que tiene parte de razón, porque la peor de las indigencias es no ser correspondido con el valor por valor del cual ya hemos escrito.

            El no ser correspondido merma la autoestima, el ser engañado oxida la personalidad, la escarcha y la deteriora y si Usted no tiene control, simplemente su mente deja de trabajar bien, deja de vivir bien, somatiza el daño intencional o no, pero al final, como comencé este escrito, es Usted el único responsable de seguir en una relación que no comparte valores y creencias. ¿Sabe qué? No sea víctima de la peor de las indigencias, la cual es el amar sin ser amado.

 

1 comment:

  1. Hola Bernardito, cambiaste el tercio y sin avisar, sorprendido me quede y hasta medio indigente me siento por seguir esperando ser correspondido ....por dama lejana circunstancialmente imprevista, ya para 2 años, por asuntos familiares de causa mayor para ella(su hija y nietos, alla)pero que se mantiene el contacto y el NO todavia por pronunciarse...
    Saludos y cuidate

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