UNA CAMINATA
CONTEMPLATIVA
Las
cosas tienen su tiempo y es importante el tiempo que se le da a cada cosa, tal
vez por aquello que decía Andrés Eloy Blanco, tendremos que caminar sin apuros
y contemplando el ecosistema circundante: “quien nunca ha tenido cosas y cosas
quiere tener, le parece una gran cosa, la cosa de su mujer”
Amigos
atléticos cincuentones y hasta setentones, dejan litros completos de sudor
diariamente y yo me incluyo corriendo a seis millas por hora por veinte largos
minutos, sin pararme a observar la fauna silvestre que seguramente me rodea, el
verdor de los árboles, las flores multicolores. Los olores de la naturaleza que
se ha vuelto urbana, los perros que pasean voluptuosas señoras y también ¡las
voluptuosas señoras!
De
acuerdo a un maestro mío, se debe caminar despacio, en total observación, tal
vez el paso correcto sería imitando al Dalai Lama, al Papa Francisco o a un
prelado ensimismado en el pensar profundo y la oración meditativa, sin acelerar
el pulso cardiaco, con todos los sentidos en alerta.
Recuerdo
cuando era niño, mi abuelo nos llevaba al parque El Pinar en Caracas y era toda
una interesante aventura ver especímenes foráneos que aumentaban la cultura de
todos aquellos que por vez primera los veíamos.
En
la película “The lost city” del actor Andy García, hubo una escena donde un
revolucionario ordenó en el cabaret que se dejara de usar el saxofón, porque
era un instrumento del imperio, pues bien el Ministro Villegas, quien no es
menos comunista y absurdo que el prenombrado bruto castrista, está negociando
para que en el Pinar solo podamos ver animales autóctonos y aquí les va
textualmente: “Villegas, señaló que se tiene como propósito que “este parque
sea para la exhibición de especies nacionales, de modo que vamos a hacer las
diligencias necesarias para que algunas especies que no son de este país,
puedan ser ubicadas en otros parques con mejores condiciones y mejorar así el
espacio destinado a las especies que aquí son exhibidas”.
Debo
recordar que ya a esta edad no soy yo quien ira al Pinar, pero deberían ser los
niños que como yo y a la edad apropiada crecíamos viendo la inmensidad de un
paquidermo por ejemplo, pero ahora solo en los medios podemos desde Miami
observar el nivel de desinformación y de absurdo al que son sometidos todos los
venezolanos, por los cuadrúpedos equinos orejones de pata corta del gobierno
revolucionario.
A
los abuelos actuales solo les queda llevar a caminar contemplativamente a sus
nietos por las pocas calles seguras de Caracas y poder apreciar toda esa bella
fauna nacional silvestre y sin vacunar que suele pastorear dentro de una licra
que no deja nada a la imaginación.
Gracioso escrito.hay una fórmula para calcular la frecuencia cardíaca máxima en ejercicio , de acuerdo a tu edad y es 225 menos tu edad . A esta la aplicas el 75% y esta será la frecuencia máxima que puedes o debes observar durante tus caminatas. Estos cálculos no incluyen factor de corrección por estímulos externos itinerantes simultáneos o fijos , como el "enlicrado" de tu gráfica de apoyo a tu escrito.
ReplyDeleteExisten en la actualidad muchos accesorios que nos indican el ritmo cardiaco que llevamos a la hora de realizar un "workouts" y de allí evaluar en cual de las 5 zonas de entrenamiento ubicarnos de acuerdo a nuestras intenciones, siendo para nosotros, "los viejos verdes" las zonas 2 y 3 tanto para control de peso como para mantenimiento aeróbico, pero... cuando se nos atraviesa una "licrada" como con la que Bernardo nos castiga y vaya que nos ha pasado, corremos el riesgo que, en vez de ver las guacamayas, los peces y otros etcs, nos demos un buen tortazo o lleguemos a una inexistente zona 6 no buena para el corazon.
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ReplyDeleteMás nada!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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