SOY LA MALA SUERTE
Creo
que es un inteligente comercial lleno de humor y sarcasmo, donde el hombre
vestido de negro ilustra con comicidad desastres que a cualquiera pudiesen
pasar y por ello invita a asegurarse con una compañía de seguros de autos, de vida
y de viviendas sumamente conocida y de gran reputación en los Estados Unidos y
observando con una sonrisa uno de esos comerciales, donde un individuo viste
una mesa para una cena especial, prende un par de velas y escucha que alguien
toca a su puerta, se quita el delantal y con descuido lo lanza, pensando que
era su dama, cuando este (el delantal) derrumba uno de los candiles y antes de
poder reaccionar la casa está totalmente en llamas.
Nicolás
Maduro es la personificación de la mala suerte y aunque yo no creo en ella,
debemos asegurar remitiéndonos a las pruebas, que lo que le falta es mucho talento
y formación, cuando permite que caigan las velas prendidas sobre el hipotecado país
que heredó del monarca fallecido al que también le acompañó la mala suerte,
pero al final del día, las consecuencias de todos estos desaciertos la pagan
los mas infortunados, sus ciudadanos, que a la vez consideran que es esta una
de las brujerías gitanas de mayor fortaleza y maldad que se puedan recordar en
la historia venezolana de los dos últimos siglos.
CUENTAS Y CUENTOS
CHINOS
Por
allá fue a mendigar una cifra que no es casual y que linda a lo robado, sustraído
impunemente de las arcas y que ellos se repartieron cual botín en la cueva, al
mejor estilo de los ladronzuelos de la obra Gil Blas de Lesage. 20.000 millones
de dólares es lo que ha desaparecido en empresas de maletín cuyos dueños son
estos pilluelos sin lugar a ninguna duda y es la misma cantidad que Maduro pidió
a los chinos que saben bien de sus cuentas, de lo que el gobierno les adeuda,
de lo que han hipotecado en Asia y que no creen en cuentos chinos, porque ellos
los inventaron y para no decir que no a una infructuosa diligencia diplomática,
aseguraron que no la darán en efectivo sino que será en inversiones pagaderas
hasta que ya no se hable el español sino el mandarín, bajo la amenaza nada
velada de apropiaciones insulares, refinerías y aun inexplorados yacimientos
minerales, mientras el petróleo acaricia para el momento de esta entrega, la
frontera sur de los $40.
Fue
divertido el viaje a China, junto a sus setenta acompañantes. Fue una suerte de
viaje familiar encantador que les hizo olvidar que Putin no los recibió, porque
los rusos no saben de cuentos chinos. Luego siempre es interesante el mundo
árabe quienes tienen sus propios cuentos y no creen en los chinos y que no
piensan reducir su producción petrolera para que Maduro no se caiga por su
propio peso, sino la sostendrán para no perder mercados cuando la balanza cambie
y soplen otros aires.
El
país se acerca con la velocidad de la ley de gravedad a la indeseable frontera que
divide a la escasez de la hambruna, mientras Maduro saca cuentas y nos mete
cuentos chinos que ya ni los chavistas los creen.
Brillante!
ReplyDeleteMientras leía escuchaba al fondo la salsa de Willy Colón o el Gran a Combo recitar la letanía de un coro que decia:"Yo soy la muerte, yo soy la muerte, la muerte soy, yo soy la muerte" y unas guacharacas perdidas graznaban desafinadas el coro que aqi les traigo que da el mensaje de mi cancion:"La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios " y me toqué la izquierda con la mano derecha para cruzarme.!Ave María Purísima! !
Anda como el judío errante, como alma en pena buscando billete; al punto que no ke dio ni rubor saltarse a la torera la constitución y envió la Memoria y cuento por curier y , como el margariteño del cuento de Mr Taylor y el duelo, mandó a decir que lo den por muerto, que él no va a venir.