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Tuesday, November 18, 2014

YO QUIERO UN PEAJE

Recuerdo haber venido de Greenwich Inglaterra, a una ciudad de mar situada en el centro de Venezuela llamada Puerto Cabello, sin ni siquiera haberme hecho una pequeña pasantía de adaptación tal vez en la Isla de Trinidad y Tobago, no, el choque cultural fue de frente y a toda máquina, porque para aquellos que conocen a Puerto cabello, pueblo al que amo y donde fui muy feliz, también coincidirán conmigo sobre mi mal gusto. En aquellos años setenta, de estudios de bachillerato llenos todos de sueños y planes, donde pasábamos las tardes construyendo el futuro y especulando sobre nuestras capacidades, todos deseábamos honrar a nuestros padres, servir al país desde nuestras futuras profesiones, pero había uno más inteligente, muy inteligente, el más inteligente de todos, quien en serio nos decía y lo sigue sosteniendo a esta avanzada edad que nos adorna y con la impecable amistad que aún tenemos, que cuando alguno de nosotros fuera Presidente de la Republica, Ministro de Transporte y Comunicaciones, Comandante General de la Marina, por favor que no lo tomáramos en cuenta para ningún cargo público de notoriedad, que él no quería notoriedad y fíjense, que teníamos un promedio de dieciséis años de edad para el momento, que él lo único que quería era ser el jefe del peaje, pero no de cualquier peaje, sino del más grande, del que tuviese mayor afluencia de vehículos. Hoy día, la vida ha cambiado como es natural y mi amigo Carlos vive en Canadá, donde ha prosperado, pero sigue pensando en ese inmenso y lucrativo negocio, que sin esfuerzo alguno es una máquina de producir dinero más fácil que la venta de narcóticos o el robo de bancos, no tiene el riesgo de los dos anteriores, de hecho está avalado por la ley y por ende no posee competencia. Resulta que muchas personas como yo, con frecuencia debemos cruzar la ciudad toda desde el Trunpike hasta Downtown y pagábamos un promedio de unos aceptables $2.50, si queríamos venir por las arterias principales, porque si no, teníamos los caminos verdes para ahorrarnos el dinerito, pero ahora no tenemos opción, nos han trancado, toda posibilidad y deberemos pagar, por hacer el recorrido el total grosero de $4.20, de manera que si se ve obligado a ir a trabajar, su cuenta pasará los $20 a la semana y lo que nos ahorramos actualmente en el bajo precio de la gasolina lo pagamos en peaje, con la excusa del gobierno local que esos fondos servirán para aliviar el tráfico y tienen razón porque ahora lo pensaremos dos veces para transitar y todos seremos felices y ahorraremos gasolina y los carros no congestionarán las autopistas porque la gente no tendrá dinero para mantener las arcas que debemos llenar, como símbolo de éxito en una gestión que no nos ha consultado para meter la mano en nuestro bolsillo.

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