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Saturday, September 27, 2014

UN SALUDO REVOLUCIONARIO Y CLANDESTINO

Siempre me llegan misivas, documentos y otros escritos de los buenos y de los malos y con inaudita frecuencia, comienzan con algo así como esto: “reciba un saludo revolucionario, socialista, chavista y antiimperialista” y después de las arcadas de orden, antes de vomitar siempre me pregunto: ¿cómo es un saludo con esas características? Y les tengo buenas noticias. Infiero que un saludo revolucionario debe ser gritado, ¡a viva voz!, con publica lisonja, sin que nos de miedo hacer el ridículo, lleno de fervor arrastrado. Un saludo socialista creo que debe ser lleno de pobreza, humildad extrema y entreguismo total a la dádiva, en la espera amable de algún premio solidario que no nos permita llegar a casa sin algo en las manos, para justificar frente a la familia la hambruna. Uno Chavista debe ser la mixtura de los dos anteriores, pero sudado, mucho sudor tropical y siempre recordando al héroe y su pensamiento inventado y copiado de otros, pero aquí si debemos detenernos porque uno antiimperialista tiene que ver con la geografía, creo yo, esa geografía del norte a quien odian a rabiar públicamente pero que aman en secreto y así son los amores clandestinos, de manera que también podrían si fueran tan solo un poquito sinceros, agregar ¡UN SALUDO CLANDESTINO! Normalmente saludamos como un gesto de amabilidad, de sana práctica social (no socialista), lleno este, de normas de cortesía, afabilidad, confiabilidad, sinceridad, cordura y equilibrio, junto a la prudencia y templanza, de manera que cuando estos individuos endoesqueléticos, tergiversan la intensión de la fraternidad, son susceptibles de burlas de nosotros un poco más centrados y convencidos que el caminar de pie es más conveniente, rápido, elegante y adecuado, que arrastrarse y reptar. Siempre es importante tener sentido del ridículo, siempre son importantes las leyes tácitas de la convivencia y la cívica, pero más aun prelando las anteriores son la autoestima y el amor propio. Por los momentos les invito a seguir con esos extraños saludos que creo que me divierten y a la vez desdicen de hombres honorables que han perdido su honor por entrar en la vorágine de la chusmería socialista y revolucionaria, mientras me mantengo en el imperio de la ley que tanto envidian y en el que quisieran vivir con la holgura que siempre da la libertad de expresarse. Por aquí, por estas tierras, un par de jóvenes periodistas, con las pruebas y con testículos sacaron del poder al Presidente Nixon, tan solo basados en la ley que está por igual encima de todos, pero por allá, al norte de sur américa, no creo que se pueda hacer nada, hasta que los malos se den cuenta de que también son venezolanos, con iguales derechos y deberes. Por ahora les mando mi saludo junto a mi consigna “Hasta la Victoria Secret”

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