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Wednesday, September 3, 2014

DIOS FUE SU COPILOTO

Lo conocí al nacer. Era rubio, pero tostado por el sol de Puerto cabello y siempre usaba lentes de piloto, con vidrio color ámbar o verde. Mi Padre al igual que muchos de nosotros llegó a volar con él y todos sin excepción hablaban de su habilidad para el vuelo, de su tranquilidad en el riesgo, de su apacible actitud ante la muerte y con ella convivió por anos, porque a mi juicio fue el primer rescatista de los cadáveres de personas que se ahogaban en la playa de Patanemo en Puerto cabello. Al recibir la infausta noticia de la desaparición de una persona en el mar, solo preguntaba la edad y el sexo de la víctima, la hora en que sucedió y calculaba como un lobo de mar cuando flotaría el cadáver por imperativo de la descomposición en las cálidas aguas y allí salía a patrullar el área del suceso hasta dar con el insepulto. Acto seguido aterrizaba y tomaba su pequeño bote con un solo motor fuera de borda. Normalmente se hacía acompañar con un par de marineros duchos en algunas maniobras espirituales y al dar la puñalada al cadáver que le haría botar los fétidos gases, lo subía a bordo donde ya portaba sus mayores herramientas, porque era un cura, un cura muy querido y admirado y allí bendecía el alma del infausto y lo llevaba a tierra firme. Había nacido en Italia y en 1950 fue párroco en el Estado Cojedes, donde aprendió a volar para llevar la palabra de Dios a esos parajes que en la época eran poco más que aldeas desasistidas. Fundó un Colegio y la casa Parroquial y estuvo allí por diecisiete años, hasta que la Armada fue bendecida con su presencia por instrucciones de Monseñor Lebrum. Paracaidista, piloto, navegante, se asimiló a la Armada y llegó al muy honorable rango de Capitán de Navío y construyó como buzo profesional que también era, una capilla con una imagen de la santísima Virgen del Valle de dos metros de alto y doscientos kilogramos de peso y en los records mundiales es él, el Padre Gino Bernardi, quien ofreció la primera misa submarina del mundo. La efigie de la Virgen patrona de los marinos reposa en las profundidades del mar cerca de Isla Larga, con la siguiente inscripción: AVE MATTER JUNGENS SUMMA IMIS PROTEGENOS, que traduce “Salve Madre que unes el infinito al abismo, protégenos”. El Capitán de Navío Gino Bernardi, vivió sus años de oficial naval con intensidad y todos aquellos que hicimos guardia un treinta y uno de Diciembre le recordamos, porque nos visitaba a todos con esa palabra de aliento que insuflaba los ánimos y nos recordaba el deber, pero temprano en la mañana del primero de Enero, salíamos a cubierta para no perdernos los rasantes vuelos del Padre Gino, para saludar el nuevo ano, junto a nosotros sus admiradores secretos. La Base Naval se parecía al Padre Gino, mejor dicho, al Capitán de Navío Gino Bernardi, porque en él se conjugaba esa extraña mezcla entre la disciplina y el santo amor de Dios.

3 comments:

  1. Excelente ser humano, yo lo conocí por los años 1987 cuando me ingresé a la escuela de submario; era yo MT3 recien graduado.

    Dios lo tenga en su Gloria.

    PS: Asiduo lector de su Blog desde la remota ciudad de Perth, Australia.

    Saludos

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  2. Gracias por leernos....alla en Australia tengo a un primo hermano y de acuerdo a las estadisticas al menos 15 personas en esas tierras , me honran con leer en este espacio a la orden de todos....abrazos fraternos.

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  3. Que bueno que a Gino lo recuerdan tan bien. Fue un padre moderno, practico, y con mucho amor a la vida. Fue un honor conocerlo

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