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Saturday, September 20, 2014
LA LINEA DEL CIELO
Para escuchar los silencios debimos haber sido martirizados con el ruido y no fui al teatro, ni al cine, tampoco a la reunión de amigos en Casa Juancho, ni a la fiesta de cumpleaños de mi amiga, decidí recogerme y el hambre se presentó.
Salí de la isla, a la de al lado, sorteando el inmenso puente que las separa de tierra firme y llegue al Boaters grill, un pequeño y rústico restaurant de pescadores en la bahía de Biscayne, donde como pescado con las manos acompañado de mi perro y donde nadie me conoce.
La paz que allí encuentro es inigualable, silencio, todos hablan bajito, mar a dos metros de mi mesa en un embarcadero impecable lleno de yates y veleros vacíos, porque sus tripulantes están en la cuidad intoxicándose.
Al devolverme para entregarme al inigualable tedio de la lectura, pude ver la ciudad de Miami desde el mar y tuve que detenerme en el hombrillo del puente, porque la mar parecía aceite por la alta presión atmosférica, los edificios pintados de colores se reflejaban como un espejo, el rascacielos del Bank of América, el otro del Chase Manhattan, todo en vidrio alumbrado por luces color púrpura y el Asia con sus techos de pagoda china en color verde de neón. Por aquí a esa obra de arte, lo llaman el Sky line (la línea del cielo) de la ciudad y pude ver mi isla desde esta otra y me sentí dichoso.
Yo no escogí ser venezolano, de hecho las nacionalidades son un accidente geográfico y entonces debemos preguntarnos: ¿Por qué queremos a nuestros países? Y la respuesta es por los recuerdos, que son portátiles, por los amigos, que pueden venir hasta aquí a visitarnos, pero en el caso de las personas que solicitan la nacionalidad es otro tipo de amor y creo que más intenso y consciente.
María Concepción Alonso, actriz y cantante, miss y modelo, talentosa y triunfadora en el primer mundo, llegó de Cuba a Venezuela a los cinco años de edad y luego se hizo venezolana de motus propio, ama al país, se crio allí y lo defiende de las hordas asaltantes que ahora lo gobiernan y el heredero de la monarquía, Nicolás Maduro, quien no posee nacionalidad conocida, quien no ha mostrado el acta de defunción del monarca a quien heredó, quien regenta las tropelías, abusos, desmanes y satrapías, ha ordenado revocar la nacionalidad de María Conchita, a quien tuve el placer de conocer y entrevistar en la televisión de Miami.
El sky line de Miami es testigo de muchas personas que solicitan la nacionalidad americana y es un ejército de ellos, porque esto es amable, el nivel de vida es alto, las personas ajustadas a la ley y el orden y todos poseemos la capacidad de crecer y amar, divertirnos, trabajar y prosperar, pero en la Venezuela actual lo predicho es imposible.
María Conchita, no tiene necesidad de ser venezolana, pero es que debe querer tanto al país que se ha tomado esta lucha como personal y yo la admiro y la apoyo, porque nadie posee el derecho de decir quien es menos venezolano por simplemente defender sus valores y creencias.
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