LA ENTRADA DE DIOS

 

LA ENTRADA DE DIOS

            Ya he escrito que cuando llovía, mi padre nos decía que ese era el beso vertical de Dios.

            En aquel concierto de la Miami Simphony Orchestra, en el Adrienne Arsht Center, sentado en primera fila, por cuanto habíamos sido invitados de manera exclusiva, cosa que me sigue honrando, pues, todos hablaban bajito, todos trajeados de negro, de gala, la sala muy bien iluminada y llegó Marturet, se montó en el pequeño estrado, hizo una reverencia hacia nosotros, nos dio la espalda, las luces bajaron en intensidad y levantó sus manos. Al bajarlas, la excepcional orquesta hizo temblar el recinto y allí, en ese instante me di cuenta que había sido tocado por Dios, porque soy un privilegiado, porque le tengo presente en cada pequeña cosa y porque un hombre sin fe, está un poco cojo.

            Nos hemos mudado a una bella casa, orientada en sentido Este Oeste y ha pasado algo que no sabia era tan importante: el quedarnos sin servicio de internet por veinticuatro horas, pero a lo que vamos, que Dios está presente en todas las cosas y he aprendido a pedir oportunidades, práctica que recomiendo y se los explico mejor: no pidan dinero sino más trabajo, tampoco pidan salud sino que agradezcan la que ya tienen, no pidan que sus hijos sean buenos sino que tengan la oportunidad de reunirse con personas buenas que bien les influencien, no pidan prudencia sino el chance de serlo al igual que el de ser piadoso, amable, comprensivo.

            Escribo entre cajas llenas de libros, aunque una buena parte de la biblioteca ya está armada, el desorden momentáneo mella la imaginación, pero amanece y mi ahora bello estudio posee dos ventanas, una al este y otra al norte.

            Pensaba y pensaba, me ha afectado la muerte de su Eminencia el Cardenal Jorge Urosa Sabino, por motivos que nada tienen que ver con esto que escribo, me pregunto cómo humano que soy ¿por qué?, cuando rezo y llego a la última decena que dedico a las almas y nombro a mis familiares y amigos difuntos, con frecuencia me salto a alguno porque con esta pandemia ya son muchos y pido perdón y entonces recuerdo a San Felipe Neri cuando escribió que ‘’El siervo de Dios, debe estar siempre de buen humor’’ y cuando la fe tropieza me viene a la mente Santa Teresa de Jesús: ‘’Por los pucheros también anda Dios’’

            Amanece, la blanca persiana apenas deja pasar algunos hilos dorados que van tomando fuerza y mi amor viene con ese humeante café espumoso, edulcorado con un beso, abre la persiana y me dice: ‘’mira mi amor, es la entrada de Dios a la casa’’

            Estamos rodeados de milagros, pero esta sentencia funciona solo para aquellos preparados para verlos, por ello déjenme referirme a Cicerón: ‘’Lo que comunica mas serenidad para afrontar la muerte, es el recuerdo de una noble vida’’

            Paz al alma buena del pastor culto y noble, su Eminencia Cardenal Jorge Liberato Urosa Sabino.

 

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