IGUALADOS, PERO CÓMICOS
Hay un platillo que me gusta mucho y
que hago con cierta frecuencia, porque es una explosión de sabores. Es un enrollado
de pollo, lleno de queso azul y cebollín, envuelto en tocineta y de allí al
horno para servirlo luego en una salsa sencilla de mostaza, aceite de oliva y
un poco de azúcar morena.
Al
entrar al automercado, me doy cuenta que quien me va a atender es un joven a
todas luces cubano, recién llegado, hablando muy duro y muy recio a los
clientes, lleno de cadenas tal vez de oro que denotaban su pobreza, con un
corte de cabello que definía perfectamente su personalidad. Despachaba como lo
saben hacer los comunistas, a las malas, estaba obstinado, aburrido, disgustado
y llego mi turno.
- ¿Por
favor joven, tiene usted ‘blue cheese’?
- ¿Cómo
que blue cheese, chico, aquí se habla en español, que es eso?
-Si
joven, le preguntó por queso azul.
-Pero
bueno, dijo levantando la voz y riendo, ¿Quién ha visto queso azul, si todos
los quesos son amarillos o blancos? ¿tu estás loco, mi heLmano? Con ‘L’
intercalada, no es un error.
Le di
la espalda y me retiré y en mi vehículo lo que hice fue reír, porque la
ignorancia es atrevida, es igualada pero también es cómica.
Yo nací
en 1962 y no había televisor a colores, ni siquiera se pensaba en teléfonos celulares,
de hecho, me temo que no todos teníamos teléfonos en la casa. Aire acondicionado
en un carro era solo para la Cadillac, no había la
cultura del ejercicio, no hacían resonancias magnéticas, por ejemplo, de manera
que la tecnología nos ha prolongado la vida, pero a lo que voy, que médicos llamados
comunitarios o médicos cubanos del comunismo, estudian aun con los libros de
1962 y fallidamente intentan igualarse a los norteamericanos, especializados en
las más actuales técnicas y basados en los mas exactos estudios estadísticos,
si y les llaman colegas.
Estoy
seguro que todos esos médicos de la inopia tienen una muy sana intención de
ayudar al prójimo, pero su sistema político los ha castrado, porque en el
comunismo todos son compañeros, camaradas, todos iguales, pues.
Nadie
quiere pertenecer a ese comprobadamente pobre sistema del absurdo y aquí en
Miami, hace pocas horas acaba de desertar del equipo de beisbol, el psicólogo y
fíjense que dije ‘desertar’, porque no es libre.
Jorge Sile Figueroa, psicólogo, quien tenía la función
de subir la moral del equipo cubano, se ha quedado en Miami minutos antes de abordar
el avión hacia el infierno y me parece muy bien, porque si algo necesitan
muchos cubanos y ahora venezolanos son psicólogos que los ayuden a entender el
torcido mundo de los igualados y cómicos, que intentan sin éxito y a nivel
mundial, vender el hambre y la administración de la pobreza.
Fui a
otro automercado, donde se habla en inglés y conseguí el muy famoso e internacional
‘blue cheese’
juradopublishin@yahoo.com
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