QUE SE ME
PAREN LOS PULSOS
María Barro, una andaluza, con fenotipia
mora, como no iba a ser así, le acompañaba con esa camisa gitanilla de lunares,
una voz excepcional nos dio la bienvenida al abarrotado recinto con miles de
miles de personas, expectantes y alegres como nosotros.
Joaquín Sabina lo dijo anoche, es
esta la última gira de mi vida y el público bramó con tristeza, pero continúo
diciendo algo que todos deberíamos aplicar: ‘’la primera es una retirada
elegante y a tiempo, la segunda es que sonriamos o esta despedida tendría un
tufillo a sepelio’’.
Famélico como siempre ha sido, también
con su camisa de lunares y sombrero de bombín, este cantautor, mejor dicho, un
adjetivo que no le han aplicado, este juglar de la bohemia, este trasnochador
sempiterno, borrachín y escritor de encanto, movió anoche en su concierto ‘’Hola
y adiós’’ aquí en Miami y proveniente de Chicago, las almas, los humores, los
alientos y paró los pulsos de todos, definitivamente Joaquín levanta pasiones
desenfrenadas, mujeres cercanas cantaban y besaban a sus novios, llenas de tristeza
y a la vez del jolgorio revuelto de esas piezas con las que crecieron en los
ochentas, noventas y dos mil, porque había de todo.
‘’Que se me paren los pulsos, si te
dejo de querer, que me doblen las campanas si te falto alguna vez’’, decía María
Barro, haciendo loas a las coplas que Sabina adaptó.
Memorable este último encuentro,
memorable sus canciones, memorable el stage, la producción llena de tecnología,
memorable su ya atiplada y ronca voz de una persona que ha abusado por décadas de
su cuerpo como si no fuera de él.
Esas entradas nos las regaló la
familia León, pero antes nos invitaron a un brunch donde al mejor estilo de
Sabina, bebimos mimosa y como a las once y media pasamos a whisky y terminó a
las tres de la tarde sin cortes comerciales, porque con ellos y mas aun, su
inteligencia, no tenemos receso en las conversaciones. Cuando nos montamos en
el auto, ya con el tiempo muy cerrado para tomar una siesta, descansar un poco
antes del concierto, le dije a Doris: ‘’ ¿te has dado cuenta de lo
privilegiados que somos? Amigos como estos, con este nivel de delicadeza,
amigos que conocen nuestros gustos y nuestra afición por el arte cualquiera que
este sea, que se me paren los pulsos si alguna vez soy mal agradecido’’.
Estimados lectores, en la bella
Miami sucede de todo y Sabina definió a la ciudad exactamente como es: ‘’La
encrucijada de culturas, llena de cubanos, mejicanos, puerto riqueños’’ y no
pudo continuar porque todos nos paramos y gritamos en esa ecotimia positiva y
esas pasiones que un hombre feo, ronco, viejo y con sombrero de bombín como
solo puede hacerlo Sabina puede levantar en el alma de todos los privilegiados
que fuimos a verle en público por última vez.
Todas las fiestas tienen su fin y
esta fiesta terminó con la elegancia del poeta, con la comicidad del
inteligente humorista, con la enjundia del veterano de bares y lupanares.
Sabina anoche nos detuvo el pulso.
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