EL
ODIO DEL REBAÑO
El
rebaño odia con mayor intensidad que el mismo lobo que lo hace seguramente por
hambre, por el llamado de la naturaleza, por instinto, en cambio el rebaño al
cual pertenecías en el pasado, te odia por desigualarte, si es que acaso esa
palabra puede existir. Te odia por separarte y pensar por ti mismo, además te
odia porque con aplastante evidencia algo pasó en ti que te hace diferente y te
observan desde hace tiempo, comentan a tus espaldas que algo tramas, porque estás
leyendo mucho y ya no te reúnes con ellos, con los borregos de esa sociedad que
no escogiste sino que te tocó hasta que tú, que por los binoculares de los
libros, puedes ver más allá del horizonte visual, sabes que hay un mundo mucho
mejor, un mundo que te hace más feliz y pleno, es ese que el que sueñas con los
ojos abiertos, ese mundo asegurado por tu instinto que ha sido iluminado por
las historias de éxito de otros y que te aleja del chisme, te aleja de la escasez
del comentario sobre la otredad, porque solamente los chismosos del rebaño lo
hacen por lo vacío de sus desafortunadas vidas.
Arthur Schopenhauer, persona que ha sido acusado de casi todo, en mi caso personal me ilumina o en el peor de los casos, me pone a pensar, el cual es el trabajo menos deseable por la manada, el pensar; y dice con respecto a esto los siguiente: "Lo que más odia el rebaño es aquel que piensa de modo distinto; no es tanto la opinión en sí, sino la osadía de querer pensar por sí mismo, algo que ellos no saben hacer" y yo con prudencia agregaría: algo que ellos no quieren hacer, porque entiendo que no es fácil.
Me
temo que ya no me importa mucho el odio que pueda sentir el rebaño por mí,
porque volviendo al ejercicio del pensar, creo que soy yo quien odia al rebaño
y eso me aleja de la multitud. Probablemente la palabra odio en mi caso no es
la más feliz, pudiésemos cambiarla por el verbo desprecio, que probablemente
sea aún peor, pero pongamos un ejemplo: la frase ‘’igualdad social’’, o esta es
mejor: la frase ‘’justicia social’’, ambas son las vías largas de la moderna
manera de llamar a la envidia y allí venimos otra vez: yo no quiero ser igual a
nadie, nunca lo he querido y yo no quiero ninguna justicia social, lo que
quiero es igualdad de oportunidades para poner en juego mis potencialidades
laborales, mi inteligencia y mis maneras de aplicar lo aprendido, ¿no les
parece esto más honesto?
Pero
el rebaño quiere igualdad y quiere con la palabra justicia pasar a todos por el
mismo cedazo e igualar por debajo que es donde está el grupo que forma parte de
la cruzada de los flojos.
Por
eso te odia el rebaño, de forma que siéntete feliz, muy feliz porque hasta el
lobo te mira con cierto miedo y solapada admiración.
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