EL ENGAÑO. COM
Así
se llamará el negocio de mis amigos. Será un próspero negocio online que ha
surgido como una serendipia donde ellos simulan con demostrado talento, quienes no
son. Será una empresa con dos presidentes ejecutivos o directores o jefes. Una
empresa de tan solo dos empleados. Ambos obedecen a lo estipulado por la Academia
Norteamericana de la Lengua Española, que ha acuñado el término ‘’hispanounidenses’’
para aquellos ciudadanos residentes o nacidos en Estados Unidos de origen
hispano.
Uno
de ellos es originario de la bella República Dominicana, de interesante
prontuario policial: tres matrimonios, muchas aventuras, de carácter explosivo
para engañar, se hace el violento para mantenernos un poco alejados, pero lo
hemos conseguido llorando a hurtadillas cuando pierde alguno de los juegos en
su teléfono. De acuerdo con todos los demás, requiere terapia. Estuvo en la
marina dominicana, en la escuela naval y se retiró para dedicarse al negocio de
impresión. Cumple sobradamente, con el término insociable o insocial, es decir,
poco sociable y se opone con ferocidad a toda regla y norma de la sociedad
cuando no coincide con su criterio.
Me ha
insultado, sí, lo ha hecho y algún día reclamaré a los derechos humanos de las Naciones
Unidas, su desfachatez, aunque para él y también para mí, la ONU no sirva para
un carajo.
El
personaje en cuestión ha llegado iracundo a mi oficina, gritando y gritándome, con
algunos papeles en las manos que no eran precisamente para limpiarse el orto,
sino que necesitaba un sobre, de esos amarillos y yo, que no pude adivinar,
pues, me llevé mi regaño, creo que es lógico, ¿no les parece?, pero no está
loco, no señor, lo aseguro, miren que lo he vigilado y todavía no lo he visto comiendo
excremento.
El
otro, el socio, es de un sitio llamado Naguanagua, de Valencia Venezuela. Ese
sí está loco de verdad, pero a lo que vamos, que espero ser socio de esta compañía:
ambos, el primero al que llamaremos BB, no porque beba mucho, y al otro, al que
llamaremos Jiménez, se jactan frente a la cubanía de hacer el mejor café cubano,
cosa que es cierta y lo hacen en una máquina china, con café colombiano y azúcar
de El Salvador y todos nos preguntamos: ¿Cuál es la parte cubana?
Mi
esposa a la que han engañado con sus trampas y trucos, dice de ellos que son
grandes caballeros. El primero en su casa nos atendió como si fuéramos de la realeza
británica. Yo le observaba con desagrado, porque sé bien quien es, la adulaba,
le hizo un café que había practicado con antelación, una liturgia mágica de
espuma de la leche y el azúcar, ¿qué importa?
El
otro, el Jiménez, me llamo a mi teléfono para algo de trabajo, y yo en la ducha,
le pedí a Doris que atendiera. La lisonja no fue normal: ''Doctora que placer
saludarla, he sabido de usted por su esposo'' y en ese tenor rastrero, ella, mi
esposa, asegura haber hablado con el alter ego de Lord Byron, mentiras, puras
mentiras, pero talento, mucho talento.
El engaño.
com será una gran empresa, porque será gerenciada por dos grandes amigos
tramposos pero queridos. Soy muy dichoso de tenerles entre mis afectos.
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