EL CASILLERO DEL DIABLO
Debemos recordar que no había luz eléctrica, al menos de manera comercial,
porque lindaba el año de 1883 y la bombilla se inventó formalmente luego de que
Thomas Edison comprara la patente de Woodward y Evans, la adaptara con un
filamento de bambú que duraba seiscientas horas, de forma que en el Chile del
momento, es más, en la Europa del momento, las velas seguían siendo las que
alumbraban la vida, porque aunque el inventor era británico de nacimiento, se
nacionalizó americano.
Melchor
de Concha y Toro, creó un misterioso vino, resultado de la cosecha de un par de
cepas traídas de sus viajes por Chile y anoche cenábamos con una botella de
Casillero de Diablo y me pregunte: ¿porque ese nombre tan particular?
Ya
no es un vino exclusivo, ahora mismo para mis efectos es un buen vino de mesa,
para una cena de jueves sin formalidades, pero no deja de tener lo suyo.
A
finales del siglo XVIII basado en la incultura rayana al analfabetismo, habían
arraigadas varias prácticas que pongo de ejemplo: el miedo era uno de ellos,
una fe llena de una esperanza infundada, donde todo era producto divino, las
lluvias o las sequias, los terremotos o la disentería ¿qué importa? Y la más
perniciosa de todas: la superstición.
Don Melchor reservó sus mejores botellas
dentro de una bodega especial y comenzó a notar como las botellas iban
desapareciendo de a poco. Se supone que nadie tenía acceso a la bodega del
temido Don Melchor y este, más ilustrado,
se hizo de una eficaz herramienta.
Las
luces de las velas y antorchas, alumbraban con tenebrosa sombra y movimiento
las lúgubres bodegas y este, el Melchor, dejó correr en la muy blandengue
psiquis del colectivo, el rumor de que en la bodega existían extraños eventos
nocturnos que solo podían explicarse con la presencia del diablo, de satanás,
del belcebú, del maligno.
El
rumor y su aliada, la imaginación de los lugareños, dieron paso a que cada
sonido, cada sombra y forma, cada eco (y miren que en una bodega hay muchos
ecos), permitieron que el rumor ascendiera un escalón hasta la categoría de
leyenda y los ladronzuelos prefirieron estar sobrios antes de encontrarse al
diablo.
Seguí
entonces en mi ejercicio filosófico y me pregunté: ¿Y que es un casillero? Y allí,
seguidamente lo tienen:
“Mueble que consta de diversas filas
de divisiones o partes huecas, sin cajones ni cierres, para tener clasificados
documentos u objetos”
Estimados lectores, después de esto, nuestro hábil protagonista, Don
Melchor de Concha y Toro, le dio este particular nombre “Casillero del Diablo”
a uno de los vinos chilenos más famosos del mundo y ya Doris y yo lo vemos,
degustamos, olemos y acompañamos nuestras comidas, entendiendo que este vino
del sur, posee la magia que el vino siempre trae, porque como lo dijera
Galeano: “Todos somos mortales hasta el primer beso y la segunda copa de vino”
Besaré a mi Doris en la segunda copa de vino Casillero del Diablo.
juradopublishing@yahoo.com
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