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Tuesday, November 1, 2022

COLADO COMO UNA CALUMNIA

 

COLADO COMO UNA CALUMNIA

            Ya lo saben, las calumnias se cuelan y hasta dan morbo. Se cuelan tanto y con tanta habilidad que hasta los familiares más cercanos entran en severas dudas.

            Recordarán no sé en cual escrito, que les hablé de una obra que  cambió mi vida desde mi infancia y la conseguí en mi Disney World personal, la biblioteca de mi padre, titulada ‘’La psicología del rumor’’, no crean que entraremos a analizar la reciente elección presidencial de Brasil, donde ganó Lula Da Silva, yo creo que eso es pasado para mí y para muchos de ustedes y además no me preocupa, en realidad, pocas cosas me preocupan a esta altura de la vida, porque estoy persuadido que el comunismo o el socialismo, sinónimo balurdo con el que suavizan la historia, es simplemente una oscura etapa entre la democracia y la democracia.

        Yo mismo he sido un calumniador y usted que me lee también. Seguramente ha repetido algún chisme sin prueba alguna que no sea la animadversión contra su víctima, pero en este caso que nos ocupa, la cosa es aún más seria, más severa con un ahíto de maldad hasta el borde, que se desborda en el plato de la comida fría que es la venganza.

      Como saben mis amigos, bebedores de vinos y champan, prosecos y cavas, la mayor parte de mi tiempo la paso leyendo. Por supuesto también tengo sexo.

            Uno de mis amigos y creo que en buena parte uno de mis mentores, el Capitán Arturo, llegó a tertuliar a casa, obedeciendo una intempestiva invitación mía y a comer con todo riesgo de vida, mi asopado de mariscos, pero me trajo tres libros de tres autores absolutamente desconocidos para mí, cosa que es un compromiso, por cuanto en algún momento deberé comentar que me ha parecido la lectura, es como si usted fuera comediante y en cada reunión le pidieran que hiciera el chiste de la abuela, del borracho, del cornudo, perdón, pero es ese un trabajo serio y por suerte muy complejo, porque no quiero imaginar a un mundo lleno de malos humoristas.

            Acepté con la cortesía propia de mi familia, la deferencia que se convertiría en tarea, pero es que era Arturo y al día siguiente abrí el primero de ellos que llegó a mis manos de título: "Jorge Manach Obras II, Estampas de San Cristóbal" y sin muchas ganas comencé en la madrugada del lunes a leerlo, insisto, porque lo trajo Arturo y he conseguido algo que hacía dos décadas no me pasaba: en una misma página tuve que buscar en mi diccionario dos palabras que desconocía y allí entendí que la antigua portada, el título insulso, el nombre desconocido habían trabajado contra mi cultura, como cuando se cuela una calumnia.

            Me sigo divirtiendo mucho con esta obra encantadora, una verdadera joya literaria que, al mejor estilo de Rimbaud o Flaubert, consigue la palabra justa y la imbrica perfectamente, para que tipos un poco fastidiados como yo, sonriamos con la inteligencia de este autor.

            Gracias Arturo querido.

juradopublishing@yahoo.com

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