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Monday, November 14, 2022

LA MUERTE DE LA NOVIA

 

LA MUERTE DE LA NOVIA

            En aquellos años la conocí, porque yo había llegado con mis veintidós años a bordo de mi primer buque de guerra, donde me encontraba en adiestramiento para recibir mi primer cargo como jefe del departamento de comunicaciones. Veintidós años apenas y ya había llegado a Brasil, además era un millonario de cien dólares. El cambio de la moneda era absurdo y cuando llegué a cambiar mis dólares a la casa de cambio, el dependiente se asombró y me pidió comprar una gran cartera de mujer en la tienda de al lado donde guardé las pacas de billetes con el que viví a todo lujo durante un mes en Fortaleza de Ceará.

            Donde entraba se escuchaba su voz, lo mismo en ‘’Bum Bum Ipanema’’, la exclusiva tienda llena de modelos,  donde compré trajes de baño para mi y para mis amigas en Venezuela o en el restaurant África donde cenaba con frecuencia una langosta que escogía en una pecera, tomaba tres whiskies y todo por tres dólares cincuenta, antes de irme a la fiesta, porque Brasil era una fiesta.

            En Praia du Futuro también se escuchaba su voz alternada con una nueva música que llamaban Forró y que yo bailaba con cierto éxito como si fuera un paso doble y me temo que mi ignorancia en la materia, causó buena impresión: ‘’ Forró es un género musical, así como también una danza folclórica que tiene su origen en las fiestas populares de la Región Nordeste de Brasil’’

            Confieso que yo soñaba con ella, su voz melodiosa y su cabellera despeinada, mientras veía a otras, porque así son los veintidós años, una enfermedad que solo se cura con el tiempo. Todos semi desnudos, todos bronceados y yo recién llegado de una Venezuela mojigata, allí en Fortaleza me di cuenta que mi corazón podía salir por mi boca, cuando vi a todas las mujeres con cuerpos esculturales que portaban hilo dental, un minúsculo sharong que moraba entre las dos inmensas nalgas.



            Ha fallecido la novia de todos, María de Gracia Costa Penna Burgos, siempre conocida como Gal Costa y junto a la también fallecida Elis Regina y por supuesto Gaetano Veloso, creo que marcaron mis inolvidables tiempos en Brasil y me la llevé a Venezuela y aun no pierdo oportunidad de escucharla en los sitios donde tocan latín jazz y bossa-nova.

            Su vida tiene algo que me cautiva: Gal desde niña nunca dudó en ser otra cosa que no fuera ser cantante y vivir de ello, nunca se planteó retirarse a hacer otra actividad, cuando la vida seguramente se puso difícil, como a todos pasa, Gal siguió adelante mientras nosotros la observábamos con admiración y cariño y su pelo, ese cabello despeinado, arrogante, travieso y brasileiro a todos, sin excepción, cautivó.

            Descansa bahiana admirada, mientras nosotros escuchamos ‘’Um día de domingo’’ y ‘’pintamos una flor de maracujá’’, con la ‘’Aquarella do Brasil’’

juradopublishing@yahoo.com

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