LA MUERTE DE LA NOVIA
En
aquellos años la conocí, porque yo había llegado con mis veintidós años a bordo
de mi primer buque de guerra, donde me encontraba en adiestramiento para
recibir mi primer cargo como jefe del departamento de comunicaciones. Veintidós
años apenas y ya había llegado a Brasil, además era un millonario de cien dólares.
El cambio de la moneda era absurdo y cuando llegué a cambiar mis dólares a la
casa de cambio, el dependiente se asombró y me pidió comprar una gran cartera
de mujer en la tienda de al lado donde guardé las pacas de billetes con el que viví
a todo lujo durante un mes en Fortaleza de Ceará.
Donde
entraba se escuchaba su voz, lo mismo en ‘’Bum Bum Ipanema’’, la exclusiva
tienda llena de modelos, donde compré
trajes de baño para mi y para mis amigas en Venezuela o en el restaurant África
donde cenaba con frecuencia una langosta que escogía en una pecera, tomaba tres
whiskies y todo por tres dólares cincuenta, antes de irme a la fiesta, porque
Brasil era una fiesta.
En
Praia du Futuro también se escuchaba su voz alternada con una nueva música que llamaban
Forró y que yo bailaba con cierto éxito como si fuera un paso doble y me temo
que mi ignorancia en la materia, causó buena impresión: ‘’
Forró es un
género musical, así como también una danza folclórica que tiene su origen en
las fiestas populares de la Región Nordeste de Brasil’’
Confieso
que yo soñaba con ella, su voz melodiosa y su cabellera despeinada, mientras veía
a otras, porque así son los veintidós años, una enfermedad que solo se cura con
el tiempo. Todos semi desnudos, todos bronceados y yo recién llegado de una
Venezuela mojigata, allí en Fortaleza me di cuenta que mi corazón podía salir
por mi boca, cuando vi a todas las mujeres con cuerpos esculturales que
portaban hilo dental, un minúsculo sharong que moraba entre las dos inmensas
nalgas.
Ha
fallecido la novia de todos, María de Gracia Costa Penna Burgos, siempre
conocida como Gal Costa y junto a la también fallecida Elis Regina y por
supuesto Gaetano Veloso, creo que marcaron mis inolvidables tiempos en Brasil y
me la llevé a Venezuela y aun no pierdo oportunidad de escucharla en los sitios
donde tocan latín jazz y bossa-nova.
Su
vida tiene algo que me cautiva: Gal desde niña nunca dudó en ser otra cosa que
no fuera ser cantante y vivir de ello, nunca se planteó retirarse a hacer otra actividad,
cuando la vida seguramente se puso difícil, como a todos pasa, Gal siguió adelante
mientras nosotros la observábamos con admiración y cariño y su pelo, ese
cabello despeinado, arrogante, travieso y brasileiro a todos, sin excepción,
cautivó.
Descansa
bahiana admirada, mientras nosotros escuchamos ‘’Um día de domingo’’ y ‘’pintamos
una flor de maracujá’’, con la ‘’Aquarella do Brasil’’
juradopublishing@yahoo.com
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