NO TE DUCHES SOLA.
No lo
hagas, no te duches sola, yo te acompaño, te mimo, te pasaré esa esponja color
lila por esa parte de la espalda donde no llegas a menos que seas una
practicante avanzada de yoga o alguna disciplina de estiramientos inhumanos.
Con
todo gusto me encargaré, porque lo mereces y porque mis ojos también. Será una
terapia antiestrés para mí, un placer con visos de misterio, porque no sabremos
en que terminará esa ducha, o tal vez si lo sabemos porque ya ha pasado.
Creo
que ninguna dama debería ducharse sola, para eso estamos nosotros. No obstante
corrijo con lo de ninguna dama, porque hay otras que no tienen derecho alguno a
que la vean sin ropa, son violadoras de los derechos humanos de los mirones,
además deberían ser demandadas por las organizaciones no gubernamentales
medioambientales, por ser especies indeseables y ya sé que saldrán a atacarme
aquellos pusilánimes a quienes pueda gustarle Iris Varela o Delcy Rodríguez o
Carmen Meléndez, la misma primera combatiente califica para ducharse sola y
otras feas de la revolución donde de paso no he visto bonitas y las que medio
lo son, nos demuestran sin empaches que son brutas, también un poco fanáticas y
balurdas en sus gustos.
A
esta altura de las letras he llegado a la conclusión que son las mujeres
izquierdosas las solitarias en las duchas, porque no quisiera tan siquiera
imaginarme a la mujer de Daniel Ortega, de cuyo nombre no quiero acordarme,
como bien lo dijera el manco de Lepanto. Tampoco quisiera ver recién despierta
en la cama, sin maquillaje, a Cristina Fernández de Kirchner, me temo que me
asustaría mucho y se me quitarían las ganas de ducharme, en fin, por análisis
elemental hemos descubierto que las mujeres de la izquierda, no califican para
ducharse con ellas, además, seamos equilibrados, porque ellas también tienen el
derecho de decir que soy yo quien no califica, para el aseo corporal al que
invito, pero es que no me imagino a ninguno de los sex simbol de la
masculinidad, que usted se pueda imaginar, lidiando con el pellejero de estas,
con los cabellos grasos e indomables de Iris, con la ceguera de Delcy y otras
falencias que forman parte del imaginario colectivo.
Se
asume en términos de psicología práctica aplicada, que la imagen de una persona
de acuerdo con su fenotipia, se forma en los primeros cuatro segundos y se
consolida en los siguientes treinta segundos, pues les confieso que tengo
veintidós largos años, observando con detenimiento a estas y mi imagen de ellas
ha empeorado con vigor. Probablemente ellas podrán decir lo mismo de mí, pero
yo no quiero ducharme con ellas, que Dios me libre de tamaña afrenta al buen
gusto, además, ¿cómo podría vivir con esa culpa?
juradopublishing@yahoo.com
Más que si horrible aspecto físico lo que realmente no me permitiría ducharme con alguna de ellas o tan siquiera dirigirle la palabra es el mediocre estado mental, su poca o ninguna moralidad pero sobre todo su ORDINARIO proceder
ReplyDelete