YO AMO A MI
MAMÁ
Ella
no lo reconoce públicamente, pero yo siempre he sido su hijo problema. Desde
que vivíamos en Inglaterra en mi primera infancia, cuando destrocé mi pistola plástica
contra la cabeza de Richard, ¡pero es que me tenía jodido!
La
pubertad con sus revoltosas trampas, las novias, a todas las amaba, a todas las
pretendía, era una locura y ella, mi Mamá, se mortificaba, oraba para que su
hijo cambiara esa conducta sexual promiscua, oscura, irregular, ¿Por qué era así?
Entré
contra todo pronóstico a la Escuela Naval y hasta Papá me amenazó diciéndome que
yo era un burgués, que en un mes estaría de rodillas derrotado en mi casa, ¡cómo
me conocía Papá! Ese fue el seguro para deshacerse de mí, porque ni siquiera
bajo tortura me hubiese devuelto, no me reten, no me amenacen, no apuesten
contra mí porque seguramente mi Mamá se va a sentir nuevamente mal.
En
el segundo año de la carrera, nos topamos con el Huracán Allen en la Isla de
Santa Lucía y mi pobre Mamá se enteró por el periódico, seguía su hijo problema
pero ahora, después del huracán donde sin exagerar casi perdemos la vida, tenía
connotaciones internacionales.
Me
enamoré de aquella morena en Puerto Rico, le ofrecí matrimonio, ya se los dije,
no me reten y no nos casamos, pero ella (Mamá) por intermedio de un bocón compañero
mío se enteró.
Cada
vez que salía a navegar entre mi abuela Hilda y Mamá montaban sobre mi buque a
unos doscientos tripulantes del santoral católico, todos con una determinada misión,
pero al final todos para cuidarme.
Le
traje de USA, creo que el primer microondas que llegó a Venezuela y en vez de
alegrarse me dijo parca: déjalo allí que quiero hablar contigo, siéntate:
quiero que te hagas una cirugía plástica en la nariz, quiero que me compres un
terreno en el cementerio y QUIERO QUE TE CASES!, quiero que te enseries, estoy
cansada de las llamadas de todas esas bichas que te solicitan, mientras tu muy
tranquilo estas navegando, ya yo no sé qué decirles.
Llegó
mi turno y con seriedad le dije: ¿sabes qué? Te voy a complacer y ella
sorprendida y ya con una inmensa sonrisa me preguntó ¿te vas a casar por fin? No
Mamá, te voy a comprar el terreno en el cementerio y así lo hice y ahora yacen allí
los cuerpos de mis dos queridos abuelitos.
Pero
yo amo a mi Mamá, de lo que tengo dudas es que ella me ame a mí, después de
tantas tropelías, si yo fuera ella, no me amara, créanme, porque este cuento no
ha terminado, va a seguir por algún tiempo más. En el 2006 estaba ella viendo Globovisión
y allí se enteró que todo el aparato represivo me buscaba, que había una orden
de captura para un Capitán de Navío con mi nombre, ella no lo podía creer, su azúcar
le subió creo que a seiscientos, no podía articular palabra, la incertidumbre la
corroía y como suelen pasar las cosas, al tercer día se enteró que su hijo
problema estaba en Miami.
Yo
no sé porque me ama, pero yo si amo a mi Mamá.
Excelente parodia, todos amamos a las nuestras, los hijos somos hijos hasta que nuestros padres se van y los padres somos padres hasta que nos vamos....y como hijos, siempre, sin importar la edad....echamos....y los padres mientras estamos, sin importar la edad los queremos y estamos pendientes de todo evento..
ReplyDeletey para concluir el comentario anterior....te reto a que no haces un hoyo en uno en un par dos o tres....jaja
ReplyDeletemuy bueno
ReplyDelete