DEL MIEDO Y
DEL HONOR
Si
creemos que alguien es un delincuente, entonces ¿Podemos lincharlo? Podríamos bañarlo
en algún combustible y oler su carne quemada mientras lo filmamos con nuestros
celulares, o darle de golpes hasta que su sangre salpique nuestra cara, como
trofeo fiel de la justicia, del miedo y del honor y de paso, como somos varios
no sentiríamos culpas individuales.
Esto está
pasando en Caracas, esto pasa en todo el país, descontrolado, cansado,
ofendido, ultrajado en que se ha convertido Venezuela, un país que ya no es del
tercer mundo, sino del medioevo.
Las tiranías
se manejan con el lubricante del miedo y funciona, créanme que funciona. “Yo tenía
intenciones de hacerles más casas, pero como no me dieron su voto, lo voy a
pensar” palabras de Nicolás Maduro Moros, después de perder estrepitosamente la
Asamblea Nacional, quien asegura que las casas dependen de su buen humor, de su
dádiva, de que voten por él. Maduro, a quien el talento ha abandonado, un
individuo decidido a ser un animal inculto, que jamás tuvo la más mínima
voluntad por superarse, estudiar, cultivarse, crecer intelectualmente, ahora es
el Presidente y no posee otra herramienta que el miedo. Seguramente quisiera
tener el martillo del honor monárquico, pero no, nadie se honra en decir “! Yo
soy madurista!” porque simplemente nadie acompaña al tonto.
La monarquías
ciertamente se lubrican con el honor, todos desean larga vida al noble Rey, a
su impecable comportamiento, hasta se llegó a asegurar que algunos reyes,
dependiendo de las culturas a las que nos referimos, eran auténticos hijos de
los dioses, eran sabios, los destinos de todos estaban en las mejores y más honorables
manos y el pueblo estaba por supuesto honrado de sus monarcas.
En el caso
de la Republica debemos revisarlo y recordarlo con detenimiento, porque hay países
que hace tanto tiempo dejaron de ser una, que ya no recordaran el hidrocarburo
que las lubrica, que las hace funcionar. ¿Ya están preparados? Pues voy: Una República
se maneja, se lubrica y funciona desde LA VIRTUD. Sus funcionarios deben
ejercer las virtudes ciudadanas más importantes, la honradez, el manejo impecable
de la cosa pública, la prudencia, la capacidad de servir con excepcional vocación,
la mesura, la educación. Un funcionario público debe ser un ejemplo ciudadano
de buen comportamiento y si llegásemos a unir el honor del cual ya hablamos, si
llegásemos a exigir que para ser funcionario público deberá Usted cumplir con
algunos requisitos importantes que le harán indefectiblemente distinguirse del
resto, que le harán pertenecer a la sabia divina que alimenta el árbol del
sistema y ¿porque no? De la Patria, las cosas irían mejores y aquí incluyo al
funcionario público que quiera ser Presidente, maestro de escuela, militar, médico
o ingeniero.
Las cosas jamás
funcionan desde el odio y el miedo, el mundo crece desde el honor y la virtud,
desde el amor y la sabiduría de manera que no es una opción quemar vivo a
alguien, es una opción remover a todo el servicio público que no entiende de repúblicas,
sino de tiranías.
Excelente Bernardo. Kiko.
ReplyDeletemuestras fehacientes que confirman lo que expresas es lo que abunda en el diario quehacer de este regimen, que asombra como ha podido captar y mantener personas medianamente inteligentes...algun dia te llegara la musa nocturna para que lo investigues y nos los digas...
ReplyDeleteToda la verdad de tu escrito ahoga la realidad en que vivinos,
ReplyDelete"... a quien el talento ha abandonado..." qué noble eres cuando piensas que alguna vez lo tuvo.
ReplyDeleteExcelente!!!!!!
ReplyDeleteExcelente!!!!!!
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