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Wednesday, January 15, 2025

LA GORRA DEL NIÑO

  

LA GORRA DEL NIÑO

            La abuela y el niño iban caminando por la orilla de la playa en sentido oeste. El niño mojaba sus piececitos con la espuma de la ola rompiente, ella, la abuela, le tomaba por su mano derecha.



            Como suele ocurrir, le iba contando cosas muy bonitas que el niño apreciaba y de repente, sin aviso alguno, una infame ola, les absorbió, les arropó y la abuela sintió el fatídico momento cuando la manita se le escurrió y no pudo hacer nada excepto observar aterrorizada como su nieto desaparecía entre la espuma.

            Dyer, un excepcional autor, motivador y orador ya desaparecido, contaba esto con respecto al agradecimiento y a la manera de pedir.

            La abuelita, como pudo se puso de rodillas, junto sus manos en posición de oración y viendo al cielo dijo: ‘’Señor devuélveme a mi nietecito, por favor, haré lo que me digas, pero no dejes que se muera, te lo ruego señ...’’ Y no terminó la frase, porque otra ola volvió con la misma fiereza arrastrándola, dejándola tirada en la orilla, empapada, sorprendida y al voltear se llevó la sorpresa de que estaba allí el niño.

            El agradecimiento siempre será la vía para la prosperidad.

            La abuelita tomó al nieto, lo revisó y se percató que estaba en perfecto estado, la oración había funcionado, Dios había escuchado, como siempre y el niño estaba a salvo.

            Maltrecha, se volvió a poner de rodillas, puso sus manos en oración, miró al cielo y dijo: ‘’gracias, señor por devolverme a mi nieto, pero él traía una gorra’’

            Como podemos inferir es este un cuento que forma parte de las herramientas de Dyer en sus conferencias, para ilustrarnos lo que a veces tenemos mas cerca de lo que creemos.

            Como si fuera una pandemia y pido a Dios poder ayudar con mis letras, en tiempos recientes se han suicidado al menos cinco oficiales superiores y almirantes a los que he conocido por diferentes vías durante mi servicio naval.

            Lo lamentamos mucho, muchísimo y no podemos explicar que es lo que está pasando. En lo personal yo nunca había visto algo similar y de esas inmensas proporciones en una pequeña comunidad como la Armada de Venezuela.

            Déjenme ver como cazar ambas situaciones, porque sin dudas hay mucha depresión mal tratada o sin tratar que es peor, sin duda la esperanza en ellos es una quimera, la fe ha desaparecido como la gorra del niño y la vida vale tan poco que se la quitan, si, es esta probablemente la situación común de mis colegas desaparecidos y recalco: que Dios me permita ayudar con mis letras, pero esto me temo que seguirá ocurriendo, como la ola que se llevó al niño.

            El suicida no desea morir, lo que quiere es que el problema, cualquiera que este sea, desaparezca, termine, se disipe, sin entender que el agradecer, en el inventario de lo que se tiene, en la oración y en las decisiones, podría estar la solución, una más fácil y luminosa, agradecida y amable.

            No dejen que la ola se los lleve, así pierdan la gorra.

www.juradogrupoeditorial.com



           

           

 

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