¿Y
TÚ VIVES DE LA ESCRITURA?
Llegamos al cumpleaños de mi amigo
Stambul y le regalamos una saga de tres obras de uno de nuestros escritores,
porque los libreros regalamos libros y punto.
Me presentó a todos en la mesa y
dijo: -él es escritor y escribe muy bien. Por supuesto, lo dijo porque escribí
sobre él y me pagó por ello, porque yo no escribo sin cobrar, soy lo que se
pudiera definir como un mercenario de las letras.
Jesús, una persona que conocí allí y
que tenía pocos días de haber llegado de Venezuela, amable junto a su esposa,
me preguntó como si fuera un astronauta con experiencia en el espacio sideral: -
¿realmente eres escritor?
-Si por supuesto y ella (mi esposa) también.
-Me gustaría ser escritor, me dijo.
No lo creo, pensé, porque las buenas
intenciones no preñan.
Y allí vino la saeta, esa que le hacía
pensar en el negocio mas que en la vocación, - ¿y puedes vivir de escribir?
-Depende a que te refieras, porque
no es lo mismo vivir de escribir que el vivir para escribir.
-Como me dices que quieres ser
escritor, te pregunto: ¿Qué estás leyendo ahora mismo?
Stambul se levantó y no sé para qué
me trajo un hacha envuelta impecablemente en cuero y me acordé de Danton Y Robespierre.
Cabe la posibilidad de que fuera para usarla en contra de Jesús o para que me
cortara parte de mi lengua.
- ¿Te gusta?
-Si, muy bonita.
- ¿La quieres?
-No gracias, ¿qué haría un escritor
con un hacha?
-En Venezuela sería ya imposible
vivir de la escritura en estos tiempos-dijo Jesús.
-En cualquier parte sería imposible
vivir de la escritura si lo tomas como un trabajo alimenticio. La escritura es
algo vital, una indetenible pulsión que sobrepasa la disciplina- las flores
sembradas por Andrés Bello, fueron diezmadas por los cascos de los caballos de
los hunos de Atila y la cultura fue pasada bajo las horcas caudinas del general
Poncio Erenio.
Silencio, casi luto. Creo que no me entendió.
- ¿Me van a dar otro licor o me
tengo que ir a otro bar?
El hacha continuaba vigilante sobre
la mesa, no se para que ni por qué.
Stambul cumplió años, estoy al menos
nombrándolo en este escrito toda vez que pagó con moneda escocesa que me traje
dentro con soda y hielo, siempre me paga de esa forma, creo que para lavar
dinero o lavarme el estómago. Jesús se fue con dudas y yo sin el hacha todavía me
pregunto sobre las intenciones de Stambul.
No se vive de la escritura, mis
queridos lectores, se vive para escribir y muchas horas, muchos días, muchas
veces.
Ha salido mi más reciente obra,
titulada ‘’Latitud 27’’ y siento exactamente la misma sensación de la primera
hace diez hijos atrás. Es este un honorable oficio que llena el corazón,
alimenta la psiquis y también el ego, mientras me sigo preguntando: ¿para qué
me regalaría un hacha?, ¿sería una amenaza velada o tal vez parte del pago de
este escrito por su cumpleaños?
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