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Tuesday, May 9, 2023

LA FURIA DE NEPTUNO SOBRE EL ATALAYA

 

LA FURIA DE NEPTUNO SOBRE EL ATALAYA

            Era un buen barco, construido en 1920 y lo sé de primera mano por dos razones, la primera es porque los registros de los cuales les hablaré pronto, aun existen y la segunda es porque el abuelo de mi amigo así lo ha dicho.


            El Capitán estaba en esa horrible circunstancia de haber salido de la protección aérea desde América en el océano Atlántico y antes de la protección aérea de Europa, si, esperaba en el alero de su estribor, con serenidad. Las estadísticas no favorecían mucho y además, como todo marinero un poco supersticioso, sabía que al Rey Neptuno no le gustaban los barcos con el nombre Titanic ni los barcos a quienes se les cambiara el nombre sin su permiso y ese era el caso del Atalaya.

            Veía al horizonte, a una distancia estimada de un par de millas náuticas, cuando una estela blanca a corta distancia, le llamó la atención, allí venía la muerte, a cuarenta y dos nudos, contra sus escasos diez nudos, la pelea estaba perdida, la distancia muy corta para maniobrar y su buque, el antiguo Atalaya era muy lento y con un diámetro táctico muy grande, solo susurró como para justificarse: ‘’torpedo en el agua por el costado de estribor’’ y escuchó el ruido metálico que antecedió al infierno. El antiguo Atalaya y sus casi cuatro mil toneladas, saltaron por los aires, se quebró en dos pedazos bien definidos, todo era un caos, todos gritaban, otros saltaban a las heladas aguas, mientras el Capitán se acomodaba un poco, observando la indetenible furia, la venganza sin par, sin piedad, del Rey Neptuno y volvió a susurrar: ‘’abandonen mi buque’’, pero ya no había ninguno, se hundió en no más de tres minutos y pasó a ocupar una estadística en la manada de lobos de los submarinos alemanes.


            En ese barco, el Atalaya, que perteneció a la compañía naviera Bermeo en Bilbao España, allí sirvió un marinero de excepción de nombre Andrés de Atela y Ateinza, si, sirvió como oficial en calificación durante los oscuros años de la guerra civil española y al finalizar este inentendible y absurdo conflicto, solicitó en la embajada venezolana en Francia, los permisos para trasladarse hasta allá y enamorado de esas tierras el 29 de enero de 1941, sin duda alguna se hizo venezolano y por sus conocimientos y experiencia a bordo, en 1942, presentó los exámenes que terminaron por hacerle Capitán de Altura y su fama se exponenció en la Compañía Mene Grande hasta 1948. Como comprenderán, el ya viejo Atalaya estaba en el fondo de los Océanos junto a sus tripulantes y el Capitán Atela, mas venezolano que la arepa, siguió navegando hasta su retiro en 1963.

            Siempre los buques y sus tripulantes, poseemos un cordón de amor, de vida y de muerte que nos une. Todo el que haya sido un marinero lo sabe y comprende que la ira de Neptuno no es una leyenda, existe y nos hace ser mejores en ese mundo acuático al que pertenecemos.

juradopublishing@yahoo.com

           

 

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