SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS
Observo
con dolor, la avalancha de venezolanos que intentan entrar a los Estados Unidos
de manera irregular y marchan desde Méjico a pie, con niños al hombro, con la
miserable vida en el equipaje y no podrán pasar, al menos la gran mayoría. Yo
no sé quienes les han dicho que podrán cruzar la frontera y hacer una vida,
porque la bella historia de vivir en los Estados Unidos, créanme compatriotas,
comienza desde un estatus legal sólido y no obedeciendo a coyotes, a pillos que
les engañan.
Aquella
insigne película que he visto más veces de la que recuerdo, titulada ‘’Casablanca’’
deja un buen mensaje al respecto, porque estaban en la Segunda Guerra Mundial y
se corrió la voz de que Casablanca en la costa africana, pero bajo el régimen francés
que a la vez estaba bajo el régimen Nazi, era el sitio fácil donde obtener un
salvoconducto fraudulento la mayoría de las veces, para pasar a Portugal y de allí
tomar un barco hacia los Estados Unidos, pero no era totalmente cierto, como no
es cierto lo que les dicen a los venezolanos que emigran a pie y que Dios sepa
cuantos habrán muerto en esas selvas y en los parajes oscuros llenos de los
pillos.
No podrán
huir de la corrupción del sistema venezolano, intentando entrar a otro país con
métodos de corrupción y de irregular procedencia, pero vamos, que podemos ser
amables y pensar que lo lograrán, pero ¿una vez dentro, como podrán regularizar
su estatus migratorio? ¿Cómo evitarán la inevitable deportación?
Humphrey
Bogart, cuyo personaje se llamaba Rick, era el dueño del bar americano en Casablanca
y donde se jugaban todas las influencias y había tenido un affaire en París con
Ilsa, representada por la bellísima Ingrid Bergman y ella pensó que su esposo,
quien era el jefe de la resistencia francesa, había muerto en el campo de concentración,
pero no era así y la aventura con Rick terminó abruptamente, hasta que ambos,
Ilsa y el esposo, fueron a casa blanca para ir a los Estados Unidos y como es
de esperar se encontraron y las pasiones enfebrecieron. Rick en un acto de
nobleza, consiguió un par de salvoconductos y asesinó para ello al Mayor del ejército
alemán, en presencia del jefe de la policía francesa y ambos, Ilsa y su esposo,
pudieron salir hacia América.
Momentos
antes de tomar el avión Ilsa le pregunto a Rick, con evidentes ganas de
continuar su aventura amorosa: ¿pero y nosotros? A lo que Rick, con la sangre fría
de Bogart, le contestó: ‘’A nosotros siempre nos quedará París’’ con la analogía
propia del recuerdo fuera de toda realidad que no sea salir lo antes posible
hacia el futuro.
El
mensaje es simple y a la vez doloroso: como el affaire de Rick e Ilsa, lo que
comienza mal, termina de la misma manera, lo que comienza mal en su proceso
migratorio hacia donde sea que vaya, pues terminará muy mal. Hagan las cosas
bien y no confíen en más pillos, que en Venezuela ya tenemos suficientes.
juradopublishing@yahoo.com
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