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Monday, September 21, 2020

NADIE NACE RIENDO

 

NADIE NACE RIENDO

Pareciera un severo castigo la vida, el acto del alumbramiento, además pareciera doloroso y poco deseado, todos nacen llorando y el que no, pues se le da una nalgada para que lo haga y pueda entrenar sus pequeños pulmones.

Nadie nace riendo, eso infiero que lo aprendemos después del trauma y de sentirnos un poco mas tibios y seguros, de manera que podemos inferir que el reír, el vivir la grata sensación de tranquilidad, de sosiego, de dicha, pues es aprendido, o al menos viene después del llanto.

Como lo dijera Dyer: ‘Estas a un pensamiento de distancia de cambiar tu vida’ y en ese momento en que somos neonatos no lo sabemos, pero a esta altura de la vida o tal vez de la lenta muerte de algunos quienes todavía lloran, es inaceptable, a menos que estés casado con la ignorancia, divorciado de la lectura, viudo de las buenas amistades y moribundo en calidad.

Me he convertido en una suerte de energúmeno defensor de todas las anteriores desde lo positivo. No acepto interrupciones y los invito a que también lo hagan, porque conozco la salida y también la entrada y puedo recordar a aquella ex amiga que con cara de tonta vino a hablar conmigo, haciéndose la pobrecita, para tirar toda su basura en mi psiquis o al menos intentarlo, y lloraba y se quejaba y se victimizaba hasta que me di cuenta del truco y no iba a permitir que me hiciera tan infeliz como ella y resulta que descubrí que no era infeliz, simplemente esa era su verdadera vida, para ella, esa era la felicidad, la intriga, la inquina, la maldad disfrazada de favores, porque traía un buen consejo, porque se vendía como la buena y sus amigas tan solo me pidieron que la escuchara, pobrecita, ella necesitaba la opinión de un hombre y vino a hablarme tonterías de su marido, muy mal lo hizo, hasta que asqueado le pregunte: ¿Quién paga tus cuentas? ¿Quién te ha comprado ese carro? ¿Quién paga el apartamento y el mercado? ¿y tu que quieres, le descubriste una infidelidad?

Su cara de desaprobación era evidente, estaba al borde del precipicio del llanto, manera común y a la vez desviada de excusar las confusiones emocionales, sobre todo las femeninas y antes de que lo hiciera, antes del llanto precipitado la detuve. Alto, stop ni se te ocurra llorar porque aquí se acaba todo, contesta las preguntas que te hice, porque ya voy a llamar a tu esposo, a quien bien conozco y aprecio, para que sepa como su esposa viene a hablar paja de él.

-No lo harás ¿verdad?

-Claro que sí, ¿qué te crees que voy a seguir escondiendo a la estafadora que eres? En público de lo mas enamorada y en privado vienes a mi casa a buscar no se qué, pero conmigo se te acaba el juego. Como bien te conozco y antes de que le cambies el juego a José, te informo que todo esta grabado y ahora, fuera de aquí.

Nadie nace riendo, pero más pronto que tarde, aprendemos.

Bernardo Jurado es el autor de ‘Divinos, luego humanos’ y ocho libros más, todos a la venta en Amazon y las más importantes librerías de Miami y el mundo.

 

 


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