PREFERENCIAS VANIDOSAS

PREFERENCIAS VANIDOSAS

            Claro que pueden llamarme burgués, primer mundista, pueden usar cualquier otro epíteto que desde su punto de vista intente fútilmente hacerme disgustar, acusándome con sobrada excusa del delito de tener preferencias vanidosas, pero con una condición, solo podrá hacerlo desde su perspectiva que como suponemos nos es única, porque hay otras perspectivas que pueden ser tomadas al azar desde su repertorio de debilidades.

            Con tono deprecatorio le rogaré que abra su mente y acepte lo que paso a contar. O mejor, no, ¡no lo acepte!

            Llegué con mi vehículo al quinto piso del muy concurrido estacionamiento y tomé el ascensor hasta el lujoso Lobby, donde el personal de seguridad, luego de pasar un scan laser por mi licencia de conducir y tomarme una foto, imprimió una calcomanía que debía usar sobre mi pecho a manera de identificarme correctamente y que me permitía solo dirigirme al piso cinco del edificio, pero en el Lobby, observé una pequeña tienda donde le compré un presente.

            Las ganas de umbilicar me torturaban, estaba llegando de hidratarme luego de 1200 metros de natación y en el baño, me impresionó notablemente la impecabilidad y el buen olor a limpio.

            Mi amiga me atendió en su habitación personal, estaba en pijamas y decidí sentarme a conversar con ella en la poltrona de cuero marrón lindante al aposento. Ya sé que está pensando mal, ¡pero es que nos tenemos mucha confianza!

            Fue una conversación amena y llegó la camarera con la carta. ¡Miren que lujo!, la carta para cenar en tu cama y ella escogió una sopa de pollo, un filete de pescado a  la plancha, frutas de postre y no recuerdo que otra cosa.

            Cuando la camarera se retiraba, preguntó si podía revisar lo que deseaba para el desayuno y ordenó a esa hora de la noche, frutas, cereal y unos huevos revueltos que por aquí en este pueblo le llaman “scramble eggs”, con una tostada de pan con mantequilla, no con margarina por favor, por supuesto, no se debe olvidar el café con leche y jugo de naranja. Del almuerzo hablaremos mañana.

            Esta suerte de Spa que he descrito, es el South Miami Hospital, donde mi amiga fue operada hoy en la mañana con una técnica robótica y le sacaron una parte de su pulmón izquierdo.

            Creo asegurar que hace algunos años cuando me repararon un uñero del pie derecho, yo tenía un peor semblante que ella hoy. Estaba perfecta, peinada, arreglada, de buen humor y con una sonda en su costado, un monitor que garantizaba 100% de oxígeno en su sistema respiratorio y un aparato de control remoto, que creo tiene más funciones que mi iPhone.

            La doctora llegó a saludarla y créanme que me impresionó lo gráfica y profesional que fue. Por ejemplo le dijo que en pocos minutos sentiría que el aire le falta, pero que no se preocupe porque será solo una sensación monitoreada remotamente y podría seguir describiendo esta grata experiencia, mientras los malvivientes comunistas me acusan de burgués.

            Esto es salud de calidad, esto se paga, ¡esto NO es una preferencia vanidosa!, todos deben tener acceso a esto.