UNA TRADICIÓN MIAMENSE

Con la condición de dejar afuera, en la parte mas lejana del estacionamiento, al enemigo común de la televisión –EL EGO-, llegué a la fiesta y la anfitriona me recibió con un caluroso beso, como suele hacerlo ella y me dijo que me tenía una sorpresa, porque un buen cocinero había hecho una paella y requería de mi opinión al respecto. Las personas mas famosas de la televisión y la radio estaban todas juntas y pareciera que en secreto porque seguro estoy que mas de un lisonjero hubiese vendido uno de sus testículos para compartir allí y enterarse de las cuitas que siempre son interesantes en ese mundillo de los medios. El famoso locutor experto entre otras cosas en vehículos automotores que es una referencia y a la vez un punto de honor para cualquier marca, el consultarle y rogar que su comentario sea positivo sobre el mas reciente modelo de la Porsche, Maseratti, Ford o Hyundai, Toyota o Ferrari, me consta que sabe mas que cualquiera y es tan certero que las compras suben de acuerdo a sus comentarios. Aquel famoso periodista que vivió por décadas llevando la noticia de un canal americano en la extinta URSS, que habla el ruso como el español y que conoce todos esos detalles palaciegos de la tierra de los Zares. Esa mejicana que me encanta, reportera de otro canal, arriesgada y brillante, femenina pero agresiva y valiente en la búsqueda de la información mas peligrosa y veraz que cuando la llamo me contesta ¿MANDE? A Lola cuyo vino de le cayó sobre el vestido cuando me mostraba como tomaba una sopa en el páramo venezolano y el excombatiente sirio, cuyos comentarios con respecto al medio oriente hacen temblar los marcadores de los Ratings. El Teniente Coronel de la inteligencia americana que llegó tarde por estar viendo Cascanueces a cuarenta millas de distancia y mi amigo el profesor de la Florida International University, con su sombrero y corbata de San Nicolás, que nos demostraba a todos su sólida personalidad, inteligencia emocional y simpatía sin par. El productor inteligente y lleno de contenido político (sobre todo cubano), cómplice de chistes picantes y que no debo escribir, que con solo vernos nos reímos de los cuentos comunes. En fin, esta fiesta ya lleva ocho años en este exilio de mis amores y nuestra anfitriona, que es Doctorada, preparada y trabajadora, inteligente como los demás invitados y referente de la mujer venezolana crecida en el infortunio, se encarga de la amalgama dispar que conformamos todos sus invitados, que no cansamos de reírnos de nosotros mismos y que conformamos esta suerte de conclave, lleno de aprecio y cariño de un ambiente laboral que normalmente es caustico, como lo es el caso de la televisión y la radio, la prensa y la estupidez humana. En esta tradición miamense, los habituales invitados esperamos con ansias cada 27 de Diciembre, para conjugar la palabra amistad, disfrutar de lo divertidas que son las gentes de los medios y alumbrarnos con la sonrisa de nuestra brillante anfitriona, Vilma.