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Thursday, December 25, 2014

EL VIVIR Y EL DURAR

Múltiples actividades sociales que alejan las verdaderas intenciones de las fiestas de navidad y que nos distraen del vivir y el durar que son dos conceptos que parecieran antagónicos para algunos pero no lo son. El ejercicio y la oración, la prudencia y la diversión son los puntos cardinales del vivir junto al durar, por cuanto podríamos tomar posiciones extremas y dedicarnos a la diversión sin prudencia y engordar como los Generales de la revolución o tal vez tomar la oración como punto de encuentro y vértice en nuestra vida y olvidarnos de vivir o como bien lo escribió Nazoa, podríamos dedicarnos a correr por el resto de la vida y morir mas pronto que tarde, muy delgados y en forma, pero aburridos, de manera que se impone la prudencia en todos los anteriores como equilibrio certero de una vida duradera y bien vivida. San Agustín, de alguna forma lo escribió cuando interpretándolo en su oración pudo decir palabras mas o menos: “donde haya guerra que yo sea la paz, donde hay odios que sea el amor” de manera amigo lector decembrino, que estos son y deben ser días de recogimiento y prudencia, sin olvidar el ejercicio y la diversión. Estamos llegando de compartir con colegas, buenos marineros y pilotos de mar donde las chanzas de lo vivido brotan como la espuma y ahora con el sobrepeso de los anos entendemos que hemos vivido, porque si no, no tuviésemos nada que contar y la reunión sería particularmente aburrida. En estas fiestas del nacimiento del hijo de Dios, para nosotros los católicos que entendemos que el mundo y su historia se ha dividido en antes y después de él, de su paso por esta tierra y de la indeleble marca que ha dejado en todos nosotros su sacrificio y sus sufrimientos, entendemos que las cosas se escuchan mejor en el silencio de la fiesta entre la sinceridad de los amigos y que el vivir para algunos es tan rápido como efímera es la vida, mientras que otros como yo, esperamos conseguir esa mágica mixtura de una vida intensa, llena de espiritualidad y sosiego junto a la salud del ejercicio, la prudencia en la ingesta y la permanente sonrisa de todos aquellos a quienes podamos hacer el bien desde el amor al prójimo. Con frecuencia hijos de la lenidad, que han descuidado a sus madres trescientos sesenta y cuatro días, el 31 de Diciembre, borrachos y arrepentidos, deciden salir faltando diez peligrosos minutos para que finalice el año, a dar un abrazo a sus atribuladas progenitoras, consiguiendo con altas probabilidades la muerte en su póstuma buena intención, perdiendo no solo la vida, sino también la prudencia y con ella la salud, por faltar seguramente en la ecuación una buena dosis de oración. El vivir y el durar, depende de Dios, pero existe bíblicamente el libre albedrío, que nos corresponde a nosotros poner en práctica y de esta manera ayudar a los planes divinos que a todos nos interesan en este difícil arte de vivir con calidad.

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