ENTRE EL SUENO Y LA LOCURA

Son las cuatro y cuarenta y cinco minutos de la mañana, aquí en Miami. He salido corriendo, después de despertar sudado, a la biblioteca del piso de abajo a buscar ese libro nunca terminado, sobre la interpretación de los sueños, pero creo que necesito otro sobre psicología. Debe haber en mi cerebro, al menos una suerte de falla químico-cerebral, porque ayer escribí sobre el audio de Mario Silva y ni siquiera nos dió tiempo de terminar esta historia, este suicidio al que se sometió gratuitamente y para inconformidad mía, anunció que se iría a la Cuba de los muertos a curarse de no sé cuál endemia que le acongoja. Todo sucedió en la Asamblea Nacional, en una suerte de purgatorio al mejor estilo, de la Divina Comedia de Dante Alighieri y por tener niveles diferentes en el presídium, cada escalón era una manera de purgar los pecados de acuerdo a la maldad, pero en el caso de Mario Silva, estaba en lo mas alto y Diosdado Cabello, le cortaba los testículos con una de las dos espadas del Libertador que Hugo Chávez le había regalado a Muhamar Kadaffi. Cilia Flores miraba con esa sonrisa dibujada en el rostro de la Monna Lisa de Da Vinci, indescriptible, burlona y poco agraciada, era mas bien una mueca satisfactoria. El novio de Mario, del que solo recuerdo una vaga imagen, gritaba desconsolado. Los Diputados oficialistas aplaudían y mostraban su brazalete en el brazo izquierdo y los de la oposición observaban con los ojos entreabiertos por los golpes recibidos. Todo era un sacrificio Maya a la memoria del líder máximo, del Comandante supremo, del benefactor de los pobres y al precursor de la revolución. Antes de la mutilación, Diosdado tomó el micrófono y preguntó a Tibisay Lucena a viva voz, sobre la conveniencia del sacrificio y ella, con cara de polla, solo atinó a decir que la tendencia era irreversible y allí me desperté. No conseguí respuesta, ni interpretación alguna a mi extraño sueno, en el prenombrado texto y subí a mi escritorio, esperando el amanecer, abrí mi laptop y recuerdo que en la Marina me ensenaron la geografía mundial, las isóbatas e isóbaras y por ende la meteorología, la diferencia entre mar y océano, las cuencas oceanográficas y los macizos, los husos horarios, la diferencia entre latitud y longitud, el tiempo de arco y muchas otras cosas y me topé con el video donde Nicolás Maduro, frente al Canciller portugués dice sin vergüenza alguna, que Venezuela y Portugal están en el mismo Continente y he llegado a la conclusión que el culpable de mi falta de equilibrio psicológico, es Globovisión y que el video es una invención de mi mente, que Leopoldo Castillo hace esto pagado por el Gobierno y que la escases de productos en Venezuela es por el excesivo consumo. No sé a esta altura del amanecer si estoy despierto o si le cortaron las bolas a Mario Silva, pero no estoy bien y creo que Venezuela completa tampoco, si Portugal y Venezuela hacen frontera o si Escarra es chavista, -realmente no sé nada- ¿será esto locura o un mal sueño?